Los transformados Abarth 500 y 500C son sustanciales joyas automovilísticas que hacen las delicias de los amantes más racing, siempre fieles a la mamma Fiat. Pero si los 135 caballos del 500 y los 140 del 500C se pudieran quedar cortos, existe un kit de preparación EsseEsse –abreviado SS– que los potencia hasta los 160 caballos. Y vaya 'subidón' de adrenalina que aportan. Las reformas realizadas de estos 'envoltorios' Super Sport son de tal calibre que, una vez instaladas en el Abarth 500 o en el 500C, se necesita pasar la ITV, algo que hacen los propios mecánicos de los ocho concesionarios repartidos por la geografía española para evitar molestias a los usuarios –como máximo, en cinco días está todo equipado y homologado–.

Y es que a los retoques que sufren estos urbanos en sus bloques gasolina 1.4 Turbo, se suman los nuevos frenos perforados y ventilados firmados por Brembo, pastillas de altas prestaciones, suspensiones Koni con válvula FDS –regula en milisegundos el fluido del aceite de los mismos para mantener la estabilidad en todo momento–, neumáticos 205/40 ZR 17, detectores de presión de éstos y filtro de aire específico “powered by BMC”.

El paquete SS se entrega en una caja en la que se guardan las piezas sustituidas para que el cliente las tenga a su disposición

Todo este potencial se aprecia desde que arrancamos el Abarth. Nos decantamos primero por la versión cerrada. El sonido del escape es más grave y el primer acelerón nos transmite un empuje brutal (echamos un vistazo al manómetro del turbo y parece que está loco, con la aguja continuamente subiendo y bajando). Transcurridos los dos segundos que tarda en accionarse el modo Sport desde que pulsamos el correspondiente botón, la dirección se endurece y la respuesta del motor sacia nuestra sed de gasolina.

En ciudad tampoco nos hace falta tanta potencia y la suspensión se nos hace demasiado dura para pasar por los populares resaltos; lo mismo ocurre con cualquier irregularidad del asfalto urbano, pues se apreciará en el habitáculo de forma notable. En autopistas y autovías sólo el ligero ronroneo procedente de la doble salida de escape nos recordará que estamos a los mandos de una máquina única, fabricada para dar satisfacción, ya que se echa de menos una sexta velocidad que rebaje las revoluciones y el consumo, aunque eso es secundario y hasta pasa por alto. Y no será sino en las carreteras secundarias, en las que aparecen curvas más cerradas, cuando el eje trasero, algo nervioso, nos conteste con un pequeño latizago fácilmente controlable para alegría del personal. Todo este recital de sensaciones es igualmente aplicable al 500C, con la ventaja que éste puede servirnos como descapotable (sí, también en invierno) aunque el deflector superior del techo haga un ruido que, con el paso de los kilómetros, perjudica el confort de marcha. ¿Lo mejor de todo? Ver cómo el indicador “Shift Up” nos avisa para que cambiemos de velocidad mientras apuramos la segunda y la tercera velocidad al corte, aprovechando la elasticidad de un propulsor 1.4 Turbo que nos permite superar ampliamente el límite de velocidad máxima legal en España en marchas tan cortas y sin apenas esfuerzo.

Las prestaciones se mejoran en ambas versiones, medio segundo en el 0 a 100 kilómetros/hora (en el 500 se pasa de 7,9 a 7,4 segundos y en el 500c, de 8,1 a 7,6 segundos), mientras que las velocidades puntas suben hasta situarse en los 230 kilómetros/hora. Todo ello sin perjudicar el consumo, algo que comprobamos en nuestro recorrido montañoso con medias en sendos automóviles cercanas a los ocho litros, bastante contenidas si atendemos a nuestro ritmo de marcha y la irregularidad del terreno.

Si eres un afortunado propietario de uno de estos dos 'bichos' y estás interesado en montar el kit SS, tienes que saber que sólo se puede hacer durante el primer año o bien con 20.000 kilómetros como máximo, puesto que la garantía de dos años del coche cubre esta 'hormonación'.

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