La quinta generación del BMW Serie 7 llegó al mercado esta pasada primavera con bastidor y carrocería completamente nuevos. Su imagen es más dinámica y avanzada que la de su predecesor y su mecánica también promete avances sustanciales en carretera. De momento sólo hay a la venta cuatro versiones y a cual más potente. Entre las mismas, el 730d es el único Diesel y si tenemos en cuenta que de los demás el 740i (326 caballos) es el más ‘económico’, parece evidente que nos hemos decantado por el que más mercado puede tener –al menos en España-, el 730d de batalla normal.


Conducción

Como buen BMW y a diferencia de la generación anterior de este modelo, el nuevo Serie 7 aventaja a sus rivales, sobre todo, en este apartado. El motivo fundamental tiene nombre propio: 'Dynamic Driving Control'. Así denomina la marca al sistema que permite modificar la dureza de la suspensión, el tacto de la dirección y la respuesta del motor y el cambio en cuatro programas distintos: Confort, Normal, Sport y Sport +.

A diferencia de la mayoría de coches de este tipo, los diferentes modos modifican de forma notable el comportamiento del coche. Al igual que en los demás BMW, el modo Sport + modifica el programa de los controles de estabilidad y tracción, que sólo entran en funcionamiento en casos extremos y llevando el Serie 7 a sus límites resulta complicado llegar a esa zona de peligro. Tanto con el modo Sport como con el Sport + activados, el bastidor demuestra todo el aplomo y la estabilidad que se le presume a un coche de 1940 kilos de peso y una batalla de 3,07 metros, pero manifiesta cierta agilidad en las zonas sinuosas. En este sentido, me recordó más a un Volvo S80 que a un Audi A8, por ejemplo, con la ventaja añadida para el BMW de disponer de tracción trasera. Además, para los conductores más exigentes, en el equipamiento opcional se ofrece la ‘Dirección activa integral’ (2.075 euros) o lo que es lo mismo, ruedas traseras directrices para llegar a la excelencia a la hora de trazar curvas.


Confort

El confort en marcha es la principal virtud en un coche de estas características, pero en el caso del BMW 730d no es así. Sólo resulta sobresaliente en tres aspectos: espacio, silencio y ergonomía.

Tanto en las plazas traseras como en las delanteras los asientos son cómodos y envolventes. Todos los controles quedan a mano y los detalles han sido minuciosamente cuidados. Detrás, por ejemplo, se dispone de climatización bi-zona, iluminación, bandeja y posavasos así como cortinillas eléctricas para las dos ventanillas y la luneta trasera. En la parte delantera llama la atención las múltiples regulaciones eléctricas de los asientos, la climatización de los mismos, el nuevo mando i-Drive con accesos directos para controlar todo el equipo multimedia, o los tiradores de las puertas que se ocultan tras las inserciones de madera que recubren los paneles de las puertas. La iluminación tanto exterior como interior también ha sido cuidada al detalle, así como la insonorización. No se percibe ruido alguno de rodadura, ni aerodinámico ni siquiera el motor Diesel se deja oír, algo digno de mención.

Sin embargo, viajando en la parte de atrás no resulta tan cómodo de suspensiones como alguno de sus rivales y suponemos que es la contrapartida que se ha de pagar por disponer de cierta agilidad en curva.

Por lo demás, el equipamiento tecnológico tanto de serie como opcional es todo lo elevado que refleja su precio de venta. Entre todo el dispendio de elementos de confort y sistemas de seguridad podemos destacar algunos por ser los más avanzados y porque su funcionamiento nos pareció más que correcto: identificador de señales, control de velocidad activo, detector de obstáculos en el ángulo muerto, visión nocturna, advertencia de cambio de carril involuntario, encendido de luces de carretera automático, o la visión lateral facilitada por las cámaras situadas en ambas aletas de la carrocería.


Ecología

A la espera de la llegada del Serie 7 Hybrid -prevista para 2010- no cabe duda de que este 730d es el más ecológico de la gama y además, el más eficiente entre todos los coches de su segmento. Como de costumbre, aprovecharemos este apartado de ‘Ecología’ para analizar el conjunto mecánico de nuestro protagonista. Sin duda, será todo un placer.

Esa es la única sensación que produce conducir el Serie 7 con el motor turbodiesel de seis cilindros y 3.0 litros de cilindrada. Se trata de un propulsor único por lo refinado de su funcionamiento y sobre todo por su relación prestaciones/consumo. La entrega de potencia es muy lineal, presenta una respuesta adecuada a medio y bajo régimen y sube de vueltas con facilidad hasta las 4.000 rpm. Su par máximo es considerable (520 Nm) y está disponible entre las 1.750 y las 3.000 vueltas.

En lo referente a la relación prestaciones/consumo sólo tenemos que poner sus datos frente a los de sus rivales más directos. El Mercedes Clase S 320 CDI tarda 7,5 segundos en alcanzar los 100km/h y gasta una media de 8,5 l/100km, exactamente lo mismo que gasta el Audi A8 equivalente (3.0 TDI) que es incluso algo más lento en el 0-100 km/h, con un tiempo de 7,8 segundos. El 730d se desmarca de ambos con una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,2 segundos y una velocidad máxima de 245 km/h. A cambio, presenta unos índices de consumo de 7,2 litros/100 km en ciclo mixto homologado. En conducción real mezclando tramos de montaña con autovía a velocidad normal logramos mantener una media de 7,6 l/100 km sin problemas, algo que no nos había sucedido hasta ahora probando coches menos potentes de esta categoría.

La clave del triunfo del BMW reside en buena medida en el peso 'contenido' del bastidor, pero sobre todo en el moderno conjunto motor-cambio. El propulsor del 730d ha sido debidamente revisado y desarrolla una potencia total de 245 caballos a 4.000 vueltas (10 más que en el resto de los BMW actuales que lo montan) y está asociado a un cambio automático de seis velocidades con convertidor de par que aunque no es demasiado rápido de reacciones, contribuye de forma decisiva a dotar de la suavidad necesaria al conjunto y lo que es más importante aún, a no aumentar el consumo, como ocurre con otros cambios de este tipo.

Si a todo esto le unimos la capacidad del depósito de combustible, de 82 litros, tenemos como resultado una autonomía enorme, que ratifica al 730d como el coche soñado para viajar. Para un uso diario también puede ser satisfactorio, si recorremos distancias intermedias (unos 30 kilómetros al día) podremos pasar más de dos semanas sin pasar por la gasolinera.


Valor de compra

Quien no esté dispuesto a renunciar a nada a la hora de viajar, probablemente tenga en este BMW 730d una opción insustituible. Superior a sus rivales en prestaciones, consumos y comportamiento dinámico, también procura un confort a sus pasajeros mayor que el de un Mercedes Clase E, por ejemplo. Además, dispone de un equipamiento tecnológico propio de un coche del futuro. Eso sí, su precio es excesivamente elevado: 74.800 euros. Tal vez puedan justificarse porque se trata de un modelo que acaba de ponerse a la venta.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.