Hace poco más de dos años y medio tuve la ocasión de probar uno de estos ‘purasangres’ de nombre BMW y de apellido Z4 Coupé. Entonces, en el circuito del Jarama viví una de esas experiencias intensas que uno jamás logra olvidar.

Pero el tiempo no pasa en balde y en BMW lo saben perfectamente. Por eso el protagonista de nuestra prueba de hoy, el Z4 de segunda generación, presume de techo duro retráctil (se prescinde de la versión Coupé), dos amplias plazas, una calidad interior máxima y un equipamiento igualmente elevado. Todo lo necesario para que si te gusta conducir puedas hacerlo de la forma más placentera posible. Ahora bien, que se preparen los puristas porque no cabe duda de que el lujo y el confort le han ganado algo de espacio a la deportividad, cualidad intrínseca a este modelo.

Conducción

El cambio de filosofía salta a la vista. La presencia de este nuevo Z4 es espectacular y está conseguida gracias a la nueva línea estética de la marca y al aumento de tamaño del coche, que es unos 15 centímetros más largo que su antecesor. Este crecimiento y el mecanismo de apertura y cierre del techo tienen su correspondiente influencia en el peso del coche: 1.580 kilos, o lo que es lo mismo, 195 kilos más que el anterior Z4 3.0si.

Inevitablemente, en carrera el peso extra se deja notar sobre todo en las zonas más reviradas, donde también percibimos que el chasis carece de la rigidez estructural que nos esperábamos. Estos dos factores son determinantes y a la hora de aumentar el ritmo de la marcha, descubrimos algunas inercias de la carrocería que nos impiden aprovechar al máximo el gran rendimiento de la mecánica sDrive 35i. Tanto en las aceleraciones en curva como en las frenadas más exigentes, estos desmanes que aparecen sobre todo en forma de sobreviraje en las zonas más lentas, son capados con rapidez por el control de estabilidad. Y todo esto con el modo ‘Sport’ activado.

El Z4 que probamos equipaba la suspensión adaptativa M que tiene un sobrecoste de 1.517 euros y que permite regular la dureza de la amortiguación en tres modos: Normal, Sport y Sport + (este último desactiva parcialmente los controles de estabilidad y tracción). En cualquiera de los tres modos además de la suspensión, se modifica la respuesta del motor, la dirección y los frenos. La diferencia entre los dos modos deportivos y el normal es considerable y tanto con el Sport como con el Sport + activado, el Z4 marcha muy bien amortiguado (la suspensión resulta dura pero no seca), con una dirección exquisitamente precisa y unos frenos dotados de toda la potencia necesaria. Lo único con lo que se debe ser cuidadoso es con el acelerador. Éste modifica su recorrido al seleccionar el modo deportivo de forma inmediata y si estamos acelerando en curva y pulsamos el modo Sport o Sport + tendremos un susto. Habló la voz de la experiencia...

Mecánica

Sin duda, lo mejor al volante de este BMW es el funcionamiento del motor seis cilindros 3.0 biturbo de 306 caballos, que es prácticamente inmejorable. Se trata de un motor enérgico a bajo y medio régimen que sube de vueltas con suavidad ofreciendo un par elevado en todo momento y reservándose una estirada final de las que quitan el hipo. No en vano ofrece un par máximo de 400 Nm constante entre las 1.300 y las 5.000 vueltas. Sólo así se explica que las prestaciones de este Z4 sDrive 35i sean tan elevadas. Pasa de 0 a 100km/h en 5,2 segundos y alcanza una velocidad máxima limitada electrónicamente a 250 km/h reales.

Por el contrario, si seguimos repasando los datos oficiales, el consumo medio es de 9,4 litros a los 100kilómetros, pero lo normal es gastar una media entre los 11 y los 11,5 litros. Puede parecernos un gasto considerable, pero quien esté a los mandos del coche no tardará en verlo como una inversión altamente rentable de disfrute.

Este motor está asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades o bien a la automática DKG de siete. La unidad de pruebas que conducimos disponía del cambio manual, que resulta adecuado por lo corto de sus recorridos, la dureza de su tacto y sobre todo su precisión. Los desarrollos son algo largos pero están bien ajustados sobre todo, si tenemos en cuenta la fuerza del motor biturbo a bajo y medio régimen. Nuestro compañero Juan Luis Soto condujo este mismo Z4 con el cambio DKG durante la comparativa con el Porsche Boxster S PDK y le pareció muy recomendable.

Confort

El habitáculo de este nuevo Z4 ha sufrido una metamorfosis en toda regla. A diferencia de su antecesor, resulta inmejorable por la calidad de todos los materiales, el espacio disponible para los dos pasajeros y la ergonomía de los asientos. La postura de conducción es bastante deportiva. Como en su antecesor, viajamos muy abajo y con las piernas estiradas, pero con espacio más que suficiente. Sólo el capó abultado nos dificulta parcialmente la visión hacia delante, mientras que la trasera se controla perfectamente por los espejos retrovisores.

En la misma línea, el nivel de equipamiento es elevado. De serie incluye control de estabilidad y de tracción, airbag frontales y laterales, faros bi-xenon, asientos de cuero, neumáticos run-flat, freno de estacionamiento eléctrico y el nuevo mando i-Drive para controlar todo el sistema multimedia. Además, puede incluir todo tipo de sistemas de confort como el navegador, sensores de aparcamiento, asistente de ayuda en pendientes o control de velocidad crucero.

Como colofón final, la nueva cubierta rígida retráctil, tarda 20 segundos en plegarse y desplegarse, acción que se puede controlar incluso desde el mando a distancia. Por el contrario, el maletero presenta un acceso algo dificultoso y sólo tiene capacidad para 310 litros, que quedan reducidos a 180 con el techo alojado en su interior. Menos mal, con tanto derroche de equipamiento, lujo y tecnología podríamos haber olvidado que viajamos en un roadster.

Valor de compra

En definitiva, por tamaño estamos ante el Z más grande de la historia de BMW y esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Ahora, el Z4 no se conforma con ser ‘sólo’ un deportivo. Las sensaciones están garantizadas en un descapotable que equipa un excepcional motor seis cilindros en línea biturbo de 306 caballos, pero el comportamiento en carretera dista mucho de aquel eficaz Z4 Coupé anterior. No cabe duda, el lujo y el confort le han restado espacio a la deportividad y a la vez, todo este dispendio de calidad, equipamiento y tecnología tiene su repercusión en el precio del coche. Así, este sDrive 35i arranca en los 51.800 euros aunque es -al menos de momento- el tope de la gama.

This is an image

Lettermark
Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.