Parece ser que ahora que Citroën ha creado la gama DS, los modelos que no se engloban en esta nueva denominación van a llevar al extremo la filosofía del fabricante del doble chevron de resultar prácticos y sobretodo muy cómodos. Este es el caso del C4, y en las versiones diesel 1.6 HDI de 110 caballos, con o sin stop&start, resulta además particularmente parco en consumos.

El C4 se merece un sobresaliente por acabados y equipamiento
La actual generación del C4 ha dado un gran paso adelante en materia de calidad de acabados y se sitúa sin complejos entre los mejores de su categoría en cuanto a la presentación del salpicadero. No obstante, la atractiva instrumentación sufre de algunos molestos reflejos que dificultan la lectura cuando el sol incide de lleno, pero a cambio abandona el llamativo conjunto de mandos en el centro del volante que caracterizaba a la generación anterior, una modernidad que no acabó de convencer.

Por un precio muy razonable, la marca francesa ofrece a sus clientes un elemento más propio de las berlinas de lujo que de los compactos como son los asientos con masaje. El equipo de sonido con bluetooth copia la agenda del teléfono así como las listas de reproducción de un Smart Phone. También se puede añadir opcionalmente el techo de cristal, que aporta luminosidad al interior pero no es recomendable si el coche va a vivir en lugares que soporten muchas horas de sol, porque a pesar de su tratamiento antitérmico acaba dejando pasar calor.

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En cuanto a espacio, el Citroën C4 no está entre los campeones de la categoría. Las plazas delanteras son correctas en todos los sentidos e incluso para todas las tallas, pero las plazas traseras son justas, especialmente en espacio para las rodillas, y tampoco son demasiado generosas en altura. Al menos, si lo ocupantes son niños o de pequeña estatura podrán viajar tres personas con comodidad gracias a una butaca plana y que no marca las plazas laterales como sí sucede en otros modelos.

Las suspensiones pueden resultar demasiado blandas para conductores mínimamente dinámicos

El bastidor muestra buenas maneras, pero la puesta a punto de las suspensiones es sumamente blanda, lo que hace que sea un coche desesperante para un conductor que disfrute en carreteras secundarias, o simplemente agradezca algo de firmeza en el comportamiento. Es tan blando que alarga las curvas por falta de sujeción.

El motor ofrece un rendimiento muy bueno, intachable por potencia y elasticidad, y además suena bastante poco. Lleva un sistema stop&start que funciona mejor que cualquier otro que hayamos probado hasta la fecha. El motor se detiene de inmediato en cuanto se está a unos 10 km/h y frenando, para ponerse de nuevo en marcha al soltar el freno (este coche con cambio CMP no tiene embrague). Además sorprende lo rápido que se arranque el motor y que lo hace sin ningún tipo de vibración, ni al apagarse, ni al encenderse. Pocas veces leí el mensaje de que el sistema no estuviera disponible, a diferencia de otros modelos en los que es habitual que no se active el sistema con bastante frecuencia (sin que se trate de una avería, símplemente la gestión electrónica considera que no es conveniente por temperatura, carga eléctrica o cualquier otra razón). Se mantiene la dirección asistida y la ventilación a motor parado, pero cuando advierte que sube la temperatura se activa de nuevo el motor.

El motor se gana una nota alta por funcionamiento y consumo, pero el cambio automático robotizado no está al nivel de lo que ofrece la competencia

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Lo menos logrado para mi gusto es el cambio de marchas. El sistema robotizado es brusco al poner el coche en movimiento, al embragar tarda en engranar la siguiente marcha, lo hace sin suavidad y en ocasiones, como por ejemplo si se suelta el acelerador cuando ya tiene decidido que va a subir una marcha, se vuelve loco y no sabe qué hacer. Funciona mejor cuando se usa como manual, mediante las levas situadas tras el volante, que cuando se deja actuar en modo automático. No obstante, comentándolo con más gente había quien defendía su funcionamiento, si bien se encontraba en franca minoría. Lo mejor del cambio es el espacio que libera en la consola central con respecto a las unidades dotadas de cambio manual, y que gracias a que solo hay una pequeña palanquita para seleccionar el modo de marcha, y que en estas versiones el freno de mano es eléctrico y sólo requiere un discreto tirador, cuenta con una enorme y muy útil guantera central, en la que además el espacio está muy bien compartimentado.

A falta de conocer en concreto el precio final debido a la cambiante y agresiva política comercial y de descuentos de Citroën, el C4 1.6 HDI/eHDI puede resultar muy recomendable para un conductor tranquilo, que valore especialmente un alto grado de comodidad y equipamiento y requiera un consumo de combustible muy bajo a causa de su kilometraje anual. La elección entre el HDI "a secas" y el eHDI con Stop&Start es bastante personal. Recomiendo conducir antes el cambio automático CMP asociado a esta última versión. Si una vez probado consideras que resulta agradable y encaja con tu forma de conducir entonces sí puede ser recomendable. Eso sí, el precio según la tarifa oficial es 1.000 euros superior a la versión sin Stop&Start y cambio manual... ¿Merece la pena? Por consumos no; otra cosa es que el funcionamiento del cambio guste y se valore la guantera central que, como ya hemos indicado, aporta una ventaja práctica por su capacidad de almacenamiento.

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