En la rueda de prensa previa a las pruebas, los ingenieros nos mostraron la piedra angular sobre la que se ha construido este innovador modelo que, seguro, va a marcar un antes y un después en la marca. Se trata de un mecanismo bautizado como PTU -Power Transfer Unit- y que ha propiciado la patente por parte de la marca de su sistema de tracción total 4RM. Diferente a todo lo visto anteriormente, se trata para entendernos de una segunda caja de cambios, situada por delante del motor V12. En situaciones normales, será el cambio de doble embrague y siete velocidades situado en el eje trasero el encargado de gestionar la fuerza del prodigioso motor. Pero cuando sólo dos ruedas sean incapaces de dominar tanto poder, el compacto PTU acoplado en el eje delantero mediante dos embragues multidisco, empezará a mandar “impulsos” a las ruedas delanteras.

Esto lo hace mediante dos marchas engranadas de modo electrónico, equivalentes a la primera y segunda de la caja “normal” para la primera relación y tercera y cuarta para la segunda. A partir de ahí, o sea a unos 200 kilómetros por hora, el PTU ya no funciona pues no se contempla que nadie ose utilizar el FF sobre terrenos deslizantes tan rápido. Fascinante, hay que dar las gracias a Maranello por demostrarnos que el ingenio puede seguir asombrándonos y que no todo está ya inventado.

Momento de reflexión

Pero ponerse a los mandos de un Ferrari siempre requiere un ratito antes de arrancar, para mentalización y observación. El FF -Ferrari Four- luce una nueva carrocería que aunque guarda cierta semajanza con el 612 Scaglietti y estrena unos grupos ópticos delanteros al estilo del 458 Italia, posee una parte trasera muy carismática, de tipo Shooting Brake, que le permite acoger un maletero de 450 litros de capacidad, ampliable a 800 litros con los asientos traseros abatidos.

Está equipado con un avanzado sistema de suspensión magnetoreológica ‘SCM3’, así como con un equipo de frenos carbo-cerámico Brembo.

Ya en el interior, el espectacular volante nos saluda con su despliegue multicolor de botones, y entre ellos llama la atención el manettino giratorio, que en el FF tiene cinco posiciones en lugar de las tres habituales. A las ya conocidas de Comfort, Sport y Track -para circuito-, se suman otras dos, Snow para nieve y Wet and Ice, para muy mojado o hielo. Durante este breve chequeo del instrumental antes del “despegue”, no podemos dejar de pensar, al mirar sobre la consola el botón Launch, para máxima aceleración desde parado, cómo se sentirán los pasajeros traseros, catapultados en una de estas fulgurantes experiencias.

Conduciendo de forma enérgica en el modo Sport la sensación es Ferrari al cien por cien. Tendremos que fijarnos fugazmente, durante las curvas más fuertes, en el diagrama de transmisión de la consola para detectar cómo la unidad PTU, siempre en connivencia con el diferencial electrónico E-Diff, entra en acción y manda fuerza a una u otra -o a las dos- ruedas delanteras. El V12 de 6.3 litros con inyección directa y 660 caballos disponibles a 8.000 vueltas, resulta único tanto por su sonido y como porque logra dosificar a la milésima su asombroso par motor. El rapidísimo cambio, la suspensión magnética adaptable, los increíbles frenos carbocerámicos Brembo de tercera generación -heróicos al dominar la inercia de las casi dos toneladas de furia desatada-, el agarre de los neumáticos Pirelli especialmente diseñados para el FF y, ahora, el sistema de tracción total 4RM, primero nos asombran, y después nos desaniman en cuanto a buscarle límites a esta máquina.


El peso en vacío del FF es de 1.790 kilos, lo que le otorga una relación peso/potencia de 2,7 kilos/caballo.

Las prestaciones del FF son sobresalientes, como no podía ser de otra forma. Acelera de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 335 km/h, mientras que si repasamos los datos de consumo, resulta casi más sorprendente que esta 'máquina al cuadrado' se conforme con 15,4 litros a los 100 kilómetros y logre limitar sus emisiones a 360 gr/km. Sin embargo, mientras los kilómetros se van sucediendo a ritmo implacable ya sehace evidente que, en carretera, es imposible agotar las posibilidades del FF y lo único que se agota es el tiempo acordado para esta prueba.Es más, nosotros también acusamos el esfuerzo y la tensión que requiere pilotarlorápido por lo que decidamos tomar un descanso, mientras lo admiramos con respeto en loalto de un solitario collado de los Alpes.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.