Desde que probamos el Hyundai Veloster, tanto unidades preserie como las ya salidas de cadena de producción, el buen sabor de boca dejado fue la tónica general entre todos los miembros de la redacción, ciertamente amargado por su motor gasolina 1.6 GDI de 140 caballos que, si bien es perfecto para uso diario –y unos consumos realmente sorprendentes–, en conducción deportiva echábamos en falta algo más.

En Hyundai han tardado poco en colocar un turbo a este 1.6 de inyección directa para exprimirle unos jugosos 60 caballos extra, hasta situarlo en la barrera de los 200 caballos –en la línea de los Citroën DS3 Racing, Opel Corsa OPC Nürburgring Edition o Volkswagen Golf GTI–. Este chute de potencia garantiza mayores dosis de sensaciones; basta un ejemplo: el 1.6 GDI consigue el par máximo de 167 Newtons/metro a 4.750 vueltas; el Turbo, 265 Nm a 1.750. La tracción de esta versión, que estará en los concesionarios a mediados de año por unos 25.000 euros, será delantera y el cambio, manual de seis relaciones; con sobrecoste, un automático doble embrague DCT.

En su diseño destacan los nuevos parachoques específicos, así como la rediseñada salida de escape, junto con la suspensión rebajada. En el interior, la tapicería de los asientos, en piel, incorpora el logo Turbo grabado en el respaldo.