El fabricante alemán lo ha tenido claro desde el principio: el SLK AMG 2012 de tercera generación debía ser el más potente de la historia; con esa premisa encima de la mesa de los ingenieros, ha nacido el 55 AMG. Sus 422 caballos, exprimidos de un nuevo V8 gasolina de 5,5 litros atmosférico, le hacen alcanzar los 250 kilómetros/hora (limitados electrónicamente), con una aceleración de 0 a 100 kilómetros/hora en 4,6 segundos y un consumo medio de carburante estimado en sólo 8,4 litros (una de las más bajas del mercado, teniendo en cuenta los más de 400 caballos que posee el propulsor). Este bloque está basado en el biturbo V8 que ya equipan los E 63 AMG, CLS 63 AMG, S 63 AMG y CL 63 AMG, aunque difiere de éstos al contar con una toma de admisión de aire diferente, cilindros rediseñados, un sistema de alzado de válvulas especial y un cárter específico. Toda la caballería se transmite a las ruedas traseras a través de una caja de cambios automática secuencial de siete velocidades 7G-Tronic Plus, con tres modos de actuación: Manual, Sport y Controlled Eficiency. Cuenta con Start&Stop de serie.

Este SLK 55 AMG estará a la venta en enero de 2012, a partir de los 72.000 euros

La carrocería, como no podía ser de otra forma, incorpora el sello AMG que queda impreso en las llantas multirradio de 19 pulgadas, parachoques sobredimensionados (con un pequeño spoiler en el frontal) y cuatro salidas de escape, unidas en pareja y colocadas simétricamente. Todas estas soluciones están inspiradas en el SLS AMG. A su vez, para aquellos conductores que quieran un aspecto más radical, Mercedes pone a su servicio el AMG Performance Studio, un programa de personalización que afecta a las ruedas (con diferentes diseños y pulgadas), cercos de las puertas iluminados en led o alfombrillas AMG, entre otros, junto con el AMG Handling Package, un conjunto de mejoras dinámicas que repercuten en la suspensión, frenos y dirección, rematado para la ocasión con un diferencial trasero autoblocante y tapizado de los asientos en Alcántara (este pack cuesta 4.641 euros). Al margen, el cliente que disfrute de un SLK 55 AMG podrá elegir entre cinco pinturas metalizadas y dos mate para bañar la carrocería del cabrio, diferentes tonalidades para los asientos y kit de planchas de carbono aplicables a la consola central.

El motor pesa sólo 187 kilogramos, fruto del uso de materiales livianos como el aluminio

En cuanto al equipamiento, contará con los últimos avances técnicos de la marca, como unos arcos antivuelco reforzados, airbags frontales para conductor y acompañante de dos etapas, airbag de cabeza y laterales, reposacabezas activos, ESP con tres modos de actuación y Attention Assist (un detector de somnolencia), todos ellos de serie. En el catálogo de opcionales quedan los Distronic Plus (control de velocidad que mantiene la distancia con el vehículo de delante), ILS (luces con cinco posiciones, que se activan automáticamente en función de las circunstancias ambientales), Speed Limit Assist (un controlador de señales, similar al Opel Eye) y Pre-Safe (dispositivo que prepara a los ocupantes ante un eminente choque).

Desde el mismo momento de su comercialización, Mercedes pondrá a la venta el SLK 55 AMG Edition 1, una interpretación más lujosa del 55 AMG y, por consiguiente, más cara.

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