Christian, el product manager que vela por la seguridad del Juke-R en España, nos comenta e insiste, nada más sentarnos en el interior de este 'monstruo', que tenemos que ser cuidadosos con el coche. La razón es muy sencilla: sólo existen dos prototipos en el mundo–uno con el volante a la derecha y otro a la izquierda– y el valor estimado, en torno a 500.000 euros cada uno, queda en un segundo plano para todo el trabajo que ha supuesto a los ingenieros de Nissan y RML, un equipo de competición inglés que ha materializado el proyecto, desarrollar sendas máquinas.

Abrochado el arnés de cinco puntos y encajonados en el bacquet OMP, pulsamos la tecla START ubicada en la parte baja del salpicadero; la 'bestia' despierta. Tanto la llave telemática del vehículo como el propio botón de encendido proceden del GT-R, al igual que el volante y buena parte de la consola central, incluidos los mandos de la tracción. En la pantalla táctil central comenzamos a visualizar multitud de parámetros relacionados con la mecánica: presión que ejerce el conductor en el pedal del freno, soplado del turbo, temperatura del aceite, fuerzas G, cronómetro para circuito, GPS... un rápido vistazo a todas las informaciones y salimos del garaje. Cruzamos los dedos: es la primera vez que el Juke-R pisa el asfalto de la calle sin estar en un circuito urbano cerrado; somos unos privilegiados. La gente lo intuye porque, a nuestro paso, se dispara algún que otro flash. Un motorista nos adelanta a la salida de un semáforo en rojo tras fotografiar la trasera y nos mira con cara de “¿esto es broma? ¿De dónde habéis sacado este aparato?”.

Como curiosidad, las puertas traseras del Juke-R se abren desde dentro; no son de pega

Mientras que Christian nos cuenta la evolución del proyecto y la progresión del interés comercial tras su debut en Dubai–y la entrega de la primera unidad a un príncipe árabe del que no ha trascendido su identidad, aunque no tardaremos en ver algún vídeo de alguna locura suya en YouTube–, nos deleitamos con las sensaciones racing que transmite el Juke-R, un auténtico biplaza al eliminarse las plazas traseras e instalar la correspondiente jaula de seguridad validada por la FIA. La cosa va en serio y el sonido del seis cilindros, cuando estiramos la segunda velocidad hasta sobrepasar las 6.000 vueltas, nos lo recuerda y asusta a algún que otro distraído peatón que anda por los alrededores de la Ciudad Universitaria de Madrid. No estamos en un circuito, así que los excesos con el gas hay que olvidarlos aunque nuestro corazón dicte lo contrario.

Sabemos que toda la parte mecánica procede del GT-R, eso sí, convenientemente ajustada a una escala menor. Por ejemplo, en el vano motor sólo se aprecian dos de los seis cilindros del propulsor biturbo... ¡porque no hay espacio! La diferencia de dimensiones pasa factura, así que los ingenieros han tenido que hacer un laborioso estudio para adecuar todo. Por eso no ha quedado otra que retrasar ligeramente la posición del habitáculo para que el V6 tenga cabida. Y esto repercute en el confort de los pasajeros al llegar cierto calor a la altura de las piernas, algo que en un Juke normal no ocurre. Sí, el crossover tiene un 'pero'.

El 0 a 100 kilómetros/hora lo hace en 3,7 segundos. La punta es de 275 kilómetros/hora
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Este prototipo, en vez de los 550 caballos que desarrolla el bloque 3.8 del GT-R, se contenta con 485 caballos, si bien las 25 unidades que se van a fabricar en serie tendrán idéntica potencia que el citado deportivo. A nosotros nos parece que 'nuestro' Juke ya los da porque basta una leve caricia al pedal del acelerador para que el cambio automático de doble embrague de seis velocidades reduzca y nos peguemos al respaldo del asiento de competición de inmediato gracias a los 588 Nm disponibles. Los 1.806 kilogramos que arroja en la báscula parecen bastante menos porque el conjunto da la sensación de ser más liviano, como si llevásemos un Juke base de 1.425 kilogramos.

Ahí comprobamos la brutalidad del proyecto de Nissan y RML porque se producen pérdidas de tracción continuas... y muy considerables aun contando con tracción integral. Si eso ocurre en plena recta, no queremos imaginar una aceleración 'a saco' en curva; las derrapadas están garantizadas.

La dirección ultra rápida y una suspensión sin apenas recorrido pasan factura dentro de la urbe: cualquier mínima imperfección del asfalto, y en ciudad esto es algo constante, se traslada de inmediato al habitáculo e incomoda a sus dos pasajeros, cuyos cuerpos tenderán a botar. Pero, ¿qué más da?

Tiene climatizador bizona, radio con CD, USB y conector para iPod/iPhone

Nuestro tiempo de prueba termina no sin antes dar un repaso visual a la carrocería, espectacular más si la comparamos con la del 1.6 Turbo 4x4 que nos acompaña, que es la versión más potente de la gama actual hasta la próxima llegada del Nismo. La longitud –4,135 metros–, la batalla –2,530 metros– y altura 1,575 metros– son los únicos valores calcados entre el Juke y el Juke-R; el resto es diferente. Las imponentes llantas de 20 pulgadas, el doble spoiler trasero y las salidas de escape centran nuestro interés y el de todo aquel que pasa a su lado.

Lo que está claro es que el Juke-R es un vehículo creado por unos locos para satisfacer a otros... repletos de dinero. ¿Cuánto tardará Nissan en agotar el reducido cupo de fabricación? Se aceptan apuestas...