Cuando Porsche decidió, allá por el año 2003, llevar a producción su primer coche ‘no deportivo’, el todocamino Cayenne fueron muchas las críticas vertidas hacia la marca de Stuttgart y pocos los buenos augurios para un coche que nacía desde la necesidad financiera de la empresa. Pero no menos alarmante fue la llegada, en 2008, de un motor Diesel a la gama. Ningún Porsche de serie había montado hasta la fecha un motor alimentado por gasóleo, a excepción de los tractores de antaño, y los más ‘porschistas’ pusieron el grito en el cielo. Ahora, tras cerca de 270.000 unidades vendidas de la generación anterior del Cayenne y otras 16.000 reservadas de este nuevo, con un 72% de Diesel en el mercado europeo, ya nadie duda en calificarlo como producto estrella.

Ahora bien, eso no quiere decir que los más puristas no lo sigan viendo como un ‘mal necesario’ para seguir pudiendo crear máquinas como el 911 Turbo, con total independencia. Y, a decir verdad, entre ese grupo fanáticos, que miran con recelo a este ‘911 agigantado’ de motor Volkswagen TDI, me hallaba yo cuando recibí la invitación de Porsche para probar los nuevos Cayenne V6 y V6 Diesel en Alemania.

¿Votos en contra?

En Car and Driver no se nos pasa por la cabeza rechazar invitaciones de este tipo. Por eso, no tardé en verme frente a una millonaria caravana repleta de Porsche Cayenne y a la hora de elegir no dudé un instante: “el Diesel”.

Lo primero que llama la atención a los mandos del nuevo SUV es curiosamente el ADN de Porsche. En un coche tan ancho, tan largo y tan alto -ha aumentado incluso sus dimensiones con respecto a la generación anterior- resulta llamativo encontrarnos la ranura de la llave en la parte izquierda, el que haya que insertarla y girarla para arrancar, el volante deportivo de diámetro reducido, lo a mano que queda el cambio o la cantidad de botones con la leyenda ‘Sport’ que nos encontramos. Sin duda, el puesto de conducción es muy acertado y bastante deportivo pero lo mejor es que no hay ni un solo detalle en el interior que nos recuerde a ningún otro todocamino y el espacio para los pasajeros de las plazas delanteras y traseras es óptimo. No ocurre lo mismo, por ejemplo, en un BMW X6. Pero donde realmente impone su ley el Cayenne, es en carretera...

Su sorprendente agilidad nos deja atónitos en los tramos más olvidados de la red de carreteras alemana.

Atrasamos diferentes aldeas, remontamos algunos valles y cruzamos zonas de gran arboleda por vías estrechísimas y el ritmo que impone el coche apenas nos deja contemplar el paisaje. La precisión de guiado que procura es exquisita, nunca vista en un SUV, la tracción integral activa le otorga una motricidad excelente y a pesar de ir muy altos la sensación de estabilidad es completa. Sin duda, en esto tiene mucho que ver la puesta apunto de la suspensión activa, que podemos regular en tres posiciones: ‘normal’, ‘comfort’ y ‘sport’. Pero también el motor nos llena. Repleto de par a medio y bajo régimen, nos permite salir con facilidad de las paellas y sólo tenemos que jugar lo justo con el cambio Triptonic S de ocho velocidades, que se puede manejar manualmente desde las levas, para tener una respuesta contundente en todo momento. Excepcional. Además, los ingenieros de Porsche han afinado tanto el Triptronic que resulta mucho más rápido y eficaz que antes, acercándose en tiempos a la caja PDK pero ofreciendo mayor finura.

Consumo sorpresa

El conjunto mecánico entusiasma al conductor, porque nadie está acostumbrado a llevar un coche tan grande con tanta soltura pero, además, el consumo acompaña. En conducción decidida el gasto se estabiliza en torno a los 9,6 litros, dos litros y una décima más que el dato oficial: 7,5 l/100 km en régimen mixto, lo que se traduce en más de 1.300 kilómetros de autonomía. Y esto también parece algo ‘milagroso’ para un coche de 2.175 kilos de peso, que sólo pierde 135 kilos con respecto a su antecesor.

Cayenne V6
Después de tan grata sorpresa, podríamos llegar a pensar que el motor de gasolina, V6 de 300 caballos, nos devolvería sensaciones todavía ‘más puras’, pero nada más lejos de la realidad. Sin duda, impone las típicas ventajas de todo gasolina frente a un Diesel: finura, ligereza, silencio a bordo... pero en estos tramos revirados, como buen atmosférico, nos obliga a apurar cada marcha para lograr ir rápido, el consumo se dispara y no se tiene la sensación de ir más rápido, más bien al contrario. Ya en autovía, con el cuentavueltas siempre por encima de 4.000, es difícil decir cual de los dos es más ruidoso, pero muy sencillo caer en la cuenta de que el gasolina gasta más.

Terminamos el recorrido encantados con el Cayenne Diesel, porque es claramente el SUV más deportivo del momento, pero además ofrece espacio: espacio, confort, capacidad, equipamiento y una distinción enorme. Tras esta toma de contacto su precio base no parece tan descabellado, teniendo en cuenta la competencia: 64.631 euros.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.