Peugeot ideó este año un programa denominado 208 GTi Racing Experience con el objetivo de apoyar el lanzamiento del nuevo 208 GTi. La casa gala buscó por un lado seis pilotos competitivos para correr las 24 Horas de Nürburgring y, por el otro, desarrolló un bólido de carreras con tracción delantera y motor turbo para medirse en la categoría SP2T.

El éxito fue rotundo. Peugeot logró la victoria y la tercera posición con los coches conducidos por los pilotos de la 208 GTi Racing Experience, mientras que la segunda posición fue para el otro 208, conducido por cuatro pilotos habituales de la marca. En definitiva, un triplete en Nürburgring dentro de una categoría que sumaba hasta nueve rivales distintos, con Mini como su principal competidor.

Gonzalo Martín de Andrés finalizó en tercera posición una carrera marcada por unas condiciones meteorológicas cambiantes, que llegó a estar parada hasta ocho horas. El español salió airoso del 'Infierno Verde' y el 208 GTi Sport ocupó la tres plazas del podio. Orgullosos, nos encontramos con ambos –coche y piloto– en el circuito de Jarama.

MADERA DE CAMPEÓN

Rodeados de cámaras y periodistas de distintos medios, distinguimos al Peugeot y a su conductor entre la muchedumbre, como si ambos se encontrasen en el tramo de un rallye nacional y no en un circuito. De hecho, el 208 GTi Sport nos traslada inmediatamente a este mundo porque en vivo guarda cierto parecido con el mítico 206 RC que barría en el Mundial durante los años de Marcus Grönholm y Richard Burns.

El propio Gonzalo se encarga de ratificarnos esta impresión personal instantes antes de iniciar nuestra prueba “Peugeot es una marca con dilatada experiencia en rallyes y por esto todos los mandos del 208 GTi Sport que te voy a mostrar ahora están importados de los de un WRC e incluso hemos tenido que modificar la posición de alguno de ellos para la carrera”, aclara justo unos instantes antes de que el 208 se detenga ante nosotros. Es nuestro turno.

Con el casco puesto y el sistema de escape específico haciendo resonar el motor con fuerza en el interior del coche, apenas logro entender la explicación inicial de Gonzalo. Desde luego nadie diría que bajo el capó se encuentra el mismo bloque 1.6 THP fruto de la alianza PSA-BMW que anima al GTi de serie. Su sonido es ensordecedor y su potencial –330 caballos– estamos a punto de comprobarlo.

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Para salir es necesario embragar, meter primera con la leva de la derecha e ir soltándolo como si fuera un coche manual, después sólo hay que concentrarse en las levas para cambiar como si de un coche automático se tratara. Como buen racecar, le cuesta salir despacio pero y nos obliga a acelerar un poco más de la cuenta y picar embrague. Así logramos ganar metros con velocidad y abandonamos el pit lane con la sensación de ir metidos en un aparato 'de tortura'.

En los primeros giros apreciamos una dirección rapidísima y el motor nos muestra una capacidad de respuesta al gas inmediata. En este sentido, el 208 GTi Sport se percibe muy radical y cuando abusamos ligeramente del gas a la salida de las curvas comprobamos como subvira con contundencia. En la misma recta de meta también resulta imporante mantener la dirección firme y al final hay que pisar el freno con contundencia para notar su eficacia eso sí, si te pasas lo harás derrapar con la misma facilidad con la que acelera.

Estas son algunas sensaciones que caracterizan a estos coches de carreras aunque pueden cambiar notablemente modificando los ajustes de suspensión, reparto de frenada o mapa motor, tal y como nos explica Gonzalo. “Habéis conducido la versión más conservadora de este 208 GTi Sport” nos aclara al final. Pues menos mal, pensamos aún con la piel de gallina.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.