Seguro que te suenan los nombres de LaFerrari, Veneno y P1. Es normal: que tres fabricantes de supercars como Ferrari, Lamborghini y McLaren presenten simultáneamente sus últimos deportivos demuestra que la lucha en este segmento está más reñida que nunca. Mucho se ha hablado de este trío aunque se ha pasado por alto añadir otro miembro a este exclusivo club de purasangres y ese no es otro que el Porsche 911 GT3.

Sin hacer mucho ruido, Porsche ha vuelto a crear una máquina radical pensada para ser imbatible en circuito. La base elegida, como las anteriores veces, es la del cupé 911 que hace apenas un año estrenaba imagen, dinámica y tecnología. Te adelantamos que el resultado es espectacular y eso que nos pusimos al volante de una unidad pre serie que no estaba al 100%. Cualquiera lo diría.

Una vez nos destapan al GT3, éste empieza a seducirnos con su blanco inmaculado y sus aditamentos aerodinámicos, con un enorme alerón fijo en la zaga. Mientras nos preguntamos qué tal enlazará las curvas del trazado al que le hemos traído, repasamos la ficha técnica: motor gasolina de seis cilindros, 475 caballos, 3,8 litros de 'capacidad pulmonar', configuración bóxer–para rebajar el centro de gravedad del coche–, propulsión, suspensión regulable en altura y caja automática de siete velocidades.

SOLUCIÓN INTELIGENTE
Al principio nos choca la decisión de los técnicos de no instalar una caja manual de seis relaciones, pero conociendo cómo se las gasta el PDK de doble embrague y los 40 caballos de más que tiene que gestionar, la decisión es plenamente acertada. Más claro aún: con el manual se pierde una parte de la caballería entre el salto de relaciones mientras que con el PDK, no. Este cambio automático dual no es el mismo que montan sus hermanos más civilizados, sino que ha recibido una cuidada puesta a punto para responder mejor a las necesidades del propulsor, con sincronizaciones de apenas milisegundos.

Sentados ya en sus simulados bacquets, despertamos a la 'bestia'. El sonido inicial, ronco con toques metálicos, se mantiene en la línea de los anteriores GT3. Empezamos bien. A pesar de que el bloque bóxer incorpora soportes dinámicos que reducen las vibraciones, se nota que en Porsche han decidido dejar de lado el confort a favor de la deportividad.

EMPUJE INFINITO
El motor del GT3 es básicamente el del Carrera S–en éste, 400 caballos–, pero con una considerable transformación. Ahora, por ejemplo, las bielas son de titanio y las cabezas de los cilindros, de aluminio, a lo que se suma un sistema especial de engrase para que todos los órganos estén perfectamente lubricados. Llegar hasta las 9.000 revoluciones es fácil. La melodía que se traslada hasta el habitáculo cada vez que aceleramos a fondo es como un aullido que atraviesa nuestros oídos. Nos cuesta acostumbrarnos a esta sensación.

Mientras continúa nuestra vuelta de formación en el trazado, decidimos apoyarnos en las levas del cambio. Y ¡sorpresa! No nos encontramos con el inconveniente de que éstas estén fijas en la columna, por lo que si necesitamos meter o quitar 'hierros', podemos hacerlo secuencialmente sin ningún problema. Sin duda, son buenas noticias porque nos facilita el trabajo a la hora de 'pelearnos' con el coche.Grata sorpresa.Llegado el momento de afrontar las curvas, el GT3 se muestra endiabladamente rápido, con una sed inagotable por avanzar y dejarlas atrás.

La relación peso/potencia del 911 GT3 es de sólo tres kilogramos/caballo

Esta capacidad 'ratonera' se debe a dos ases que guarda en la manga: el primero de ellos es un autoblocante controlado electrónicamente que nos permite jugar con la trasera a la salida de los giros mientras soltamos el pedal del acelerador; el segundo es el más importante: las ruedas traseras son capaces de girar en la dirección a la que apuntamos con el volante. Un prodigio técnico muy útil a la hora de ir muy rápido cuando la carretera –o la pista– se retuerce.

La suspensión, por su parte, trabaja a la perfección y a pesar de tener un tarado duro, la regulación automática permite digerir mejor cualquier irregularidad que nos encontremos en nuestro camino.El único pero que apreciamos en la dinámica se centra en la dirección: no comunica lo suficiente cuando los neumáticos delanteros pierden adherencia, lo que nos dificulta su manejo cuando vamos con el gas a fondo. Bien es cierto que al límite, el GT3 se muestra muy neutral en sus reacciones y el control de estabilidad sólo interviene cuando nuestra fogosidad toca los límites de la física. Y eso ocurre muy de vez en cuando.

¿SE PUEDE MEJORAR?
Por si acaso, los brutales frenos con discos ventilados se encargan de detenernos en la menor distancia posible y nos pegan al comodísimo asiento.Tras enlazar varias vueltas, toca poner rumbo al pit lane. La diversión se acaba no sin antes darnos cuenta del potencial que tiene este GT3. Y parece mentira, pero buena parte de la 'culpa' la tiene el citado cambio PDK, de los mejores por su rapidez, pero echamos en falta la diversión que aporta una transmisión manual de seis o siete marchas. Básicamente, cuando las carreteras son aburridas, la adrenalina que aporta el poder manejar todo el GT3 a tu antojo es de las sensaciones más placenteras del mundo.

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