Es caro porque en la actual gama Porsche sólo queda superado por el GT2 RS. Lujoso porque el trabajo realizado en su interior, absolutamente revestido en cuero hasta el más mínimo detalle, es impresionante. Y exclusivo porque sólo habrá 356 afortunados propietarios en todo el mundo. Una cifra que es un homenaje al primer Speedster, el 356 de 1953 (ver imagen).

Pero empecemos por todo lo que diferencia al Speedster de un Carrera Cabrio. En primer lugar el parabrisas es seis centímetros más corto, lo que implica que las ventanillas laterales también sean más bajas y la altura total sea cuatro centímetros menor que en el cabrio tradicional. También se han ensanchado las vías, seis milímetros la delantera y 34 la trasera, mientras que el ancho total de la carrocería en la parte posterior ha aumentado 4,4 centímetros. La mayor anchura y altura reducida han transformado completamente las proporciones, haciendo que el Speedster parezca -y en realidad sea- mucho más bajo y ancho que cualquier otro Porsche.

Interior de artesanía
A simple vista sólo los asientos parecen diferentes a los de un Carrera, pero hay que fijarse bien. El cuero de la mejor calidad reviste absolutamente todo el interior, incluso las zonas que en cualquier otro modelo de la marca dejan materiales plásticos al descubierto. Basta con decir que hasta las lamas de las salidas de ventilación del salpicadero están forradas en cuero. Los asientos son especiales para el Speedster, con un diseño específico y una combinación de colores a juego con el color exterior de la carrocería. El equipamiento lo incluye todo de serie y la única opción posible es el volante multifunción, con lo que se pierden las grandes levas del cambio para pasar a tener las pequeñas integradas en el volante que se montan de serie en la mayoría de los modelos de la marca, minúsculas y algo más incómodas.

La capota, a pesar de su sencillez, merece tal nombre. Su accionamiento es manual, pero antes de empezar con cualquier operación hay que liberar la tapa posterior con el característco abultamiento doble de los Speedster, mediante un interruptor situado junto al freno de mano. A continuación tanto el plegado como la instalación del techo se realiza en menos de un minuto y por una sola persona, aunque hay que anclarla manualmente mediante un enganche en la parte central del parabrisas. El techo de lona es una auténtica capota, que cierra completamente el habitáculo aunque no es tan sofisticada como la de un cabrio tradicional, ya que no tiene varias capas para mejorar su aislamiento. La seguridad es la misma que en cualquiera de los descapotables de la gama, con dos arcos de seguridad de accionamiento automático.

La postura de conducción es excelente, como en todos los Porsche y es casi imposible que cualquier conductor, sea de la estatura que sea, no encuentre su posición ideal a los mandos del Speedster.
Prestaciones máximas.

El motor es el mismo utilizado en los Carrera GTS, el seis cilindros de 385 caballos pero con el kit diseñado por Porsche Exclusive que eleva su potencia hasta los 408 caballos. Tengo que reconocer que no he notado esa diferencia de 23 caballos metidos en estas cifras de potencia, sobre todo porque las preciosas y transitadas carreteras de los alrededores de Mónaco tampoco permitían demasiadas alegrías a la hora de exprimir al máximo todo el potencial de este exclusivo Porsche. Lo que sigue sorprendiéndome es el funcionamiento del cambio PDK, sencillamente impresionante y capaz de anticiparse a cualquier reacción del conductor, pues ‘piensa’ mucho antes que nosotros, por mucho que pensemos que con las levas somos capaces de reaccionar más rápidamente. Si a esto añadimos el sonido tan especial que produce el motor cuando se pulsa el interruptor Sport Plus, hasta el más pacífico conductor se sentirá verdaderamente estimulado.

El equipamiento incluye el sistema activo de suspensión PASM y el Sport Chrono Plus. La combinación de los dos sistemas permite modificar tanto la dureza de la suspensión como la respuesta del cambio, con unas diferencias más que apreciables. En el modo normal la suspensión es realmente cómoda, con unos cambios de marcha tranquilos. Al pasar al modo Sport, la suspensión se endurece de forma apreciable y los cambios se producen a un régimen mucho más alto. El Sport Chrono Plus incluye el Launch Control que permite la máxima aceleración desde parado y que incluye el modo Sport Plus para el cambio, apurando las marchas hasta el límite del corte de inyección, siempre con los amortiguadores en la posición Sport, la más dura.

Para completar las ayudas a una conducción verdaderamente deportiva, el Speedster monta de serie un diferencial trasero autoblocante mecánico tarado al 22%, que actúa antes que el control de estabilidad en las aceleraciones fuertes en curva, sobre todo cuando se acciona el modo Sport Plus. El equipo de frenos está formado por cuatro discos cerámicos ventilados y perforados del mismo diámetro en las cuatro ruedas, con pinzas de seis pistones delante y de cuatro detrás.

Con todo este despliegue tecnológico y el espectacular aspecto del Speedster, ya sea abierto o cerrado, no es difícil imaginar que su conducción es toda una experiencia, sea cual sea la intensidad con que queramos aprovechar su potencial.

En conducción tranquila es tan cómodo y agradable que hasta el más desconfiado se sorprendería, y a la hora de intentar sacarle partido a tanta tecnología todo resulta tan fácil que casi asusta intentar acercarse a su límite. Gira, traza, se apoya y frena con tal precisión que desde las más sencillas curvas, hasta las horquillas difíciles parece que se trazan sólas.

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