Cuando en 1998 el Grupo Volkswagen decidió adquirir la firma británica Bentley–propiedad hasta entonces de Rolls-Royce– a los alemanes sólo les faltaba una marca en su gran elenco. Pero no una cualquiera, necesitaban satisfacer a sus clientes más exquisitos con una serie de automóviles que ofrecieran la sensación de viajar en primera clase, algo tan complejo que, generalmente, sólo lo logran quienes han trabajado anteriormente en la aviación.

Bentley comenzó produciendo motores aeronáuticos y recopilando victorias en las 24 Horas de Le Mans a principios del siglo pasado. Sin embargo, el famoso crash del 29 hizo mella en la compañía que tuvo que emplear sus alas para levantar el vuelo. Todo ocurrió muy deprisa, en Wolfsburgo supieron sanear la empresa y aprovecharon su tecnología para lanzar un modelo completamente revolucionario. Basado en el Volkswagen Phaeton y apoyado en un motor W12, el Continental GT pudo medirse pronto y de tú a tú con los Aston Martin DB9 o Mercedes CL. Ahora, 10 años después de su lanzamiento, este imponente cupé de dos puertas, cuatro plazas y casi cinco metros de largo es un artículo de lujo rodante de reconocido prestigio. En su última actualización, con fecha del año pasado, ha añadido además una versión especial denominada GT Speed que saca su lado más salvaje y a la que no habíamos tenido acceso todavía en su variante Convertible.

EN EL CENTRO DE LA TIERRA

Majestuoso, el único descapotable de Bentley en la actualidad nos recibe con un aspecto serio pero distinguido. Ha sido creado para hacernos sentir únicos pero curiosamente, requerimos más de una inspección para apreciar los detalles que le diferencian del resto de los GT.

Los más evidentes son la rejilla cromada del frontal, las llantas de 21 pulgadas y la placa de aluminio cepillado dispuesta sobre los umbrales de las puertas, en la que –al fin– podemos leer la palabra 'Speed'. Es así, la exclusividad a veces llega hasta tal punto que necesitas tener las llaves del coche para saber a ciencia cierta que conduces la versión más potente y mejor equipada de la historia de este modelo. En ningún otro sitio, ni siquiera en el interior, nos volvemos a encontrar con este logotipo aunque sí con elementos bastante llamativos. Combina detalles modernos con otros muy clásicos, por ejemplo, su motor se arranca mediante un botón ubicado en la consola central pero en la misma, encontramos una palanca del cambio gigante y un mando para los espejos retrovisores muy corriente y alejado.

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No importa, cuando te acomodas en los enormes butacones forrados de cuero y provistos de reposacabezas integrados con ventilación propia y función masaje, tienes la sensación de que estas en el mejor lugar posible. Esto genera una predisposición para el placer que se multiplica con sólo hacer un gesto: pulsar el botón de 'Start Engine'. El W12 turbo se despierta emitiendo un rugido al que ya no estamos tan habituados. Podemos considerar a este propulsor un auténtico superviviente a la moda ecológica pero es que además, con las modificaciones en su electrónica y sistema de sobrealimentación, sus cifras de potencia y par están en valores máximos. En la misma línea, el cambio automático ZF de ocho velocidades magnifica su rendimiento y mantiene su consumo por debajo de los 15 litros, un dato que ni siquiera importará a los clientes potenciales de este Gran Turismo pero que, con todo y eso, también es positivo. Sólo así se explica que la experiencia de conducción a los mandos del GT Speed sea tan emocionante como placentera.

El motor rebosa potencia a cualquier régimen, la transmisión funciona con tanta rapidez como suavidad y para colmo el chasis ofrece una suspensión neumática de serie que es 10 milímetros más baja y que lo mantiene pegado al asfalto sin olvidarse de filtrar cualquier mínima irregularidad del terreno. En la misma línea, esta versión Convertible destaca por su gran rigidez torsional, cifrada en 22.500 Newton metro/grado, que nos permite trazar las curvas más cerradas casi con la misma precisión que con el cupé y eso que éste es 175 kilos más ligero. La capota, que cuenta con cuatro capas de lona y mohair diferentes para un aislamiento perfecto, pone el broche de oro al conjunto. Gracias a su sistema electro-hidráulico, puede plegarse y desplegarse de forma automática en sólo 25 segundos y apenas resta 100 litros de capacidad al maletero, donde se aloja.

Con el techo cerrado, el GT Speed puede conducirse por encima de los 200 kilómetros/hora sin perder ni un ápice de silencio y confort pero lo mejor es hacerlo al aire libre porque su aerodinámica nos resguarda perfectamente de las turbulencias, sus asientos cuentan con el sistema de climatización cervical –1.115 euros– y así no correrás el riesgo de quedarte dormido usando su control de crucero adaptativo, un verdadero piloto automático que cuesta otros 2.940 euros. Ahórratelos sólo si tú no eres de ésos que se duermen en los vuelos.

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¿QUÉ SE SIENTE A MÁS DE 300 KM/H?

Fue el plato fuerte del día. En la pista de aterrizaje del aeródromo de Magdeburg-Cochstedt –Alemania–, los aviones dejaron paso a nuestros deportivos alados. El Bentley GT Speed de carrocería cerrada fue el modelo elegido para esta prueba en la que teníamos un objetivo claro: romper la barrera de los 300 kilómetros por hora. Para tal fin, es importante iniciar la arrancada en la parte más retrasada posible, acelerar a fondo y sujetar el volante con firmeza. En este 'monstruo' de 625 caballos de 2.395 kilos de peso, superamos los 100 km/h en menos de cuatro segundos y la aguja se vence hasta los 200 a toda velocidad. Delante, el infinito. La visión en una superficie totalmente plana y uniforme es nula y hay que apretar los dientes para no titubear con el gas hasta que vemos de reojo el cartel con nuestra marca. Entonces sí, frenos a tope; prueba superada.

Bentley Continental GT Speed: 625 caballos de seda

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.