Los tiempos mandan y las imposiciones oficiales en cuanto a consumo y emisiones de contaminantes están obligando a los fabricantes a desarrollar con celeridad los motores más eficientes que hayan existido jamás. Por eso, la tercera generación de la berlina Laguna ha afinado su motor 1.5 dCi para lograr unas emisiones récord en su categoría: 109 gramos/kilómetro. Ahora sólo nos queda ponernos a los mandos de esta nueva versión para ver si estos resultados no han sido obtenidos a costa de disminuir el rendimiento de este motor.
Con el apellido de fábrica eco2, el pequeño motor brinda una interesante potencia de 110 caballos y va asociado a una caja de cambios de seis relaciones que le ayudan a mantener siempre el régimen óptimo. En su ficha técnica anuncia un consumo medio homologado de tan sólo 4,2 litros a los cien kilómetros, un valor increíble para una berlina cinco plazas de este tamaño. En carretera, el valor baja a los 3,7 litros y, en ciudad, se estabiliza en los 4,9, valores que hasta hace poco no conseguían ni siquiera los coches más pequeños y ahorradores. Por si fuera poco, esta versión equipa el sistema de recuperación de energía en la frenada ESM, que aprovecha al desacelerar o al frenar la energía cinética del vehículo, convirtiéndola en energía eléctrica mediante el alternador y almacenandola en la batería para alimentar componentes eléctricos como la calefacción, la iluminación o la radio.
Sin esperar grandes valores de prestaciones, nos ponemos al volante y lo primero que constatamos es una muy baja sonoridad de esta mecánica. Una vez alcanzada la temperatura correcta de funcionamiento, el 1.5 dCi hace gala de una discreta suavidad exenta de vibraciones que aportan mayor comodidad al Laguna. Las respuestas se revelan un tanto indolentes por debajo de las 1.800 revoluciones, por lo que deberemos recurrir con frecuencia al cambio, de suave manejo aunque no muy preciso al engranar, obligando a acompañar el movimiento del cambio de marcha hasta el final de su recorrido.
El pequeño motor de cuatro cilindros por lo demás resulta agradable en un uso normal, entre ciudad y carretera, y a medio régimen responde con suficiente eficacia como para que no echemos en falta mayor potencia. Otra ventaja que aporta al Laguna es su gran compacidad, lo que le hace ser muy ligero y mejora ostensiblemente la agilidad al maniobrar y al entrar en las curvas.
En el Laguna III Renault se esforzó por mejorar el placer de conducción, reforzando las barras estabilizadoras, haciendo la dirección más directa y aligerando el coche respecto a su antecesor. En esta versión 1.5 dCi eco2 estas mejoras se hacen muy evidentes y transmite una agilidad y una facilidad en su conducción que parece más que estuviéramos al volante de un Mégane que de un Laguna. Estable y noble, el chasis ofrece seguridad en cualquier circunstancia, con el control de estabilidad velando muy cerca por si acaso.
Sin destacar especialmente en cuanto a habitabilidad entre las berlinas de su segmento, el Laguna ofrece unas plazas correctas, pero sin la holgura de espacio y asientos que esperaríamos de un coche de 4,80 metros de largo. Ofrece sin embargo un buen maletero, por lo accesible y capaz, con 538 litros de capacidad. Los asientos posteriores, con respaldos muy fáciles de abatir, amplian esta capacidad, dejando un fondo plano donde podremos colocar objetos bastante voluminosos.
Con un precio de acceso de 20.600 euros en su nivel de equipamiento básico Emotion y 23.100 en su acabado más completo Dynamique, el Laguna 1.5 dCi eco2 plantea una buena berlina polivalente (también se vende en la versión de carrocería familiar Grand Tour), austera en su consumo, muy poco contaminante y con un comportamiento ágil y muy fácil de conducir.
