Idénticos en su planteamiento y con una plataforma mecánica compartida, Seat Ibiza FR TDI y Volkswagen Polo BlueGT reflejan sin embargo, dos maneras totalmente distintas de entender la eficiencia. Además, ambos son únicos en su especie porque no hay ningún modelo de esta categoría con un motor Diesel tan potente como el del Seat, ni con un sistema de desactivación de cilindros como el que monta el Volkswagen en su TSI. Por tanto, estamos ante dos auténticos rivales que se sirven de combustibles diferentes en busca de un mismo objetivo, ser el deportivo perfecto de uso diario.

Sin renunciar a nada, ambos lucen llantas de 17 pulgadas con neumáticos deportivos, logotipos, parachoques y alerones específicos. En el interior, se valen de asientos con mayor sujeción lateral y una decoración igualmente exclusiva, un punto más diferenciadora en el Polo que también ofrece una parte trasera más habitable y un nivel de calidad percibida superior. En cambio, el Ibiza se defiende con un maletero algo más capaz y un equipo más completo de serie que, además, podemos perfeccionar con extras más asequibles.

Para deshacer el empate se hace imprescindible coger la llave–que también es idéntica– y girarla para escuchar unos motores que sí son radicalmente distintos.

TSI + ACT, LA NUEVA FÓRMULA
Volkswagen ha resumido la última evolución técnica de sus motores gasolina con las siglas ACT, –Active Cylinder Technology– y ha escogido el 1.4 TSI –con turbo e inyección directa– para estrenarlo. Gracias a este sistema, el motor del BlueGT desconecta dos de sus cuatro cilindros de forma automática cuando la electrónica interpreta que no son necesarios, es decir, cuando circulamos a punta de gas o en retención, por ejemplo, justo antes de parar en un semáforo y ver como el Stop&Start lo apaga por completo. Lo mejor es que no sólo ahorra combustible en conducción relajada, es que además el paso de cuatro a dos cilindros es prácticamente inapreciable al volante.

Con esta ayuda extra y el cambio DSG de siete velocidades que equipaba nuestra unidad y que –por cierto– no puede llevar el Ibiza, el consumo del Polo se situó en unos 5,2 litros de media, sólo unas décimas superior al 4,7 que realizó su rival TDI en el mismo recorrido. Esta estrecha diferencia en el gasto es la que encontraremos a velocidades legales en trayectos cotidianos, pero aumenta si salimos a carretera y queremos realizar una conducción deportiva. En este ambiente, el Ibiza gasta menos pero pierde eficacia lastrado por unos desarrollos del cambio demasiado largos y por el peso que añade al tren delantero el bloque 2.0 TDI, que provoca un mayor subviraje.

CONCLUSIÓN
Las cifras decantan la balanza del lado del Polo cuando tratamos de amortizar el gasto en cinco años y tras 50.000 kilómetros recorridos. La clave es su bajo nivel de consumo aunque, a decir verdad, a nosotros nos ha agradado más aún por su respuesta a bajo régimen. El Ibiza, por su parte, permite ahorrar unas décimas más de combustible en uso real, algo que no reflejan las fichas técnicas, pero el motor 2.0 TDI ha perdido la ‘patada’ de antaño con la inyección common rail y una caja de cambios con desarrollos demasiado largos.Ahora el Diesel resulta más fino y silencioso, dos virtudes también presentes en el TSI con desactivación de cilindros.

VW Polo Blue GT: 17.050 euros
Precio combustible (50.000 kms.): 1,40 euros/litro; 3.220 euros
Precio del seguro (5 años): 2.600 euros
Reventa (5 años, aprox.): 9.000 euros
Coste final: 13.870 euros

Seat Ibiza FR TDI: 17.690 euros
Precio combustible (50.000 kms.): 1,32 euros/litro; 3.036 euros
Precio del seguro (5 años): 3.300 euros
Reventa (5 años, aprox.): 9.500 euros
Coste final: 14.526 euros

Lettermark
Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.