Su nombre suena a mitología escandinava o a invención por parte de alguna mente pensante del departamento de marketing. Nada más lejos de la realidad. Kodiak existe, es real. En concreto se trata de una pequeña isla situada en la costa noroccidental de Alaska en donde sus poco más de 14.000 habitantes conviven con cerca de 3.500 osos Kodiak. Sin embargo, nosotros nos encontramos en Berlín, en la capital de Alemania donde hemos tenido el placer de reunirnos con el Skoda Kodiaq –sí es con ‘q’ en lugar de con 'k'-.
Nuestro primer encuentro con él ha sido breve pero intenso, casi como si estuviéramos viendo a uno de los úrsidos norteamericanos. Porque eso es lo único que hemos podido hacer de momento, verlo y tocarlo. El conducirlo quedará para más adelante, una vez se presente de forma más oficial en el Salón de París. No obstante, en nuestra escueta reunión, me ha dado tiempo para comprobar que Skoda ha vuelto a conseguir lo que se proponía: desarrollar un coche que dará mucho de qué hablar.
La firma checa era la única que faltaba del grupo Volkswagen en contar con un todocamino medio de pura cepa. Cierto es que, hasta el momento, el Yeti ha sido el encargado de 'cubrir el expediente' –y con muy buena nota-, pero en los tiempos que corren, si tus aspiraciones son altas, tienes que hacer lo imposible por estar en los segmentos de moda… y uno de ellos es el de los SUV.
Como no podía ser de otra forma, el Kodiaq ha sido desarrollado a partir de la plataforma modular MQB del consorcio alemán, al igual que el Seat Ateca y el Volkswagen Tiguan. Sin embargo, a diferencia de sus primos hermanos, el checho se desmarca ofreciendo la carrocería más grande de los tres. En concreto estamos ante un vehículo de 4,70 metros de largo, 1,91 de ancho y 1,68 de alto, es decir, 22 y 34 centímetros más, respectivamente. De hecho, se acerca más al Touareg con sus 4,80 metros de longitud, 1,94 de anchura y 1,70 de altura.
Unas cotas que nos hacen pensar en que Skoda ha preferido elegir, en primer lugar, la carrocería de batalla extendida que más adelante se implantará tanto en el Tiguan como el Ateca. Y decimos esto porque el Kodiaq es el único de los tres que, actualmente, puede dar cabida en su interior a siete ocupantes. Una configuración que ya han visto con buenos ojos en la marca matriz y en el fabricante español.
GUSTO POR EL ESPACIO
¿Cuál puede ser el motivo de esta elección? Muy sencillo, el amor que desprende la marca checa por el espacio. Es de sobra conocido que sus modelos ofrecen un habitáculo de lo más amplio, tal y como se demuestra con el Superb o con el Octavia, ambos con los maleteros más grandes de su categoría y, el primero, con una amplitud trasera propia de las berlinas de representación.
Pues bien, el Kodiaq mantiene dicha filosofía. Empezando por la capacidad de carga, cifrada en nada menos que 720 litros, con cinco asientos desplegados que puede ampliarse hasta los 2.065 litros cuando se abate la segunda fila. Opcionalmente, puede contar con hasta siete plazas aunque a costa del maletero. Además, si se ha optado por el asiento del acompañante abatible, el SUV puede transportar objetos de hasta 2,90 metros de largo. Si seguimos por el hueco de sus plazas, más de lo mismo. Con una distancia entre ejes de 2,79 metros -11 y 15 centímetros superior a la del Tiguan y el Ateca-, el Kodiaq dispone de 104 milímetros para las piernas. Además, esta segunda fila puede moverse 18 centímetros longitudinalmente ajustando cada respaldo de forma individual, mejorando así la habitabilidad de las dos plazas posteriores.
Por su parte, los pasajeros delanteros irán rodeados de un ambiente muy cuidado, propio de los últimos productos de la marca. En este sentido, pocas novedades hay frente a otros modelos como el Superb salvo la llegada de la aplicación SmartLink que también integra la función SmartGate, junto con los estándares de Apple Carplay , Android Auto y MirrorLink ya existentes.
En cuanto al diseño exterior, la marca europea parece haber vuelto a 'hacer de las suyas'. Con esto no queremos decir que el Kodiaq sea feo, sino que es diferente y particular. Sí, puede que sean eufemismos, pero otra de las peculiaridades de Skoda es ofrecer vehículos diferentes. Y el protagonista de estas líneas lo es. Tiene una imagen robusta y voluminosa, como debería ser la de un gran todocamino… o la de un oso.
Cinco propulsores, dos TDI y tres TSI forman la gama del Kodiaq. La dupla turbodiésel está formada por el bloque 2.0 TDI que se duplica ofreciendo dos niveles de potencia: 150 y 190 CV. Por su parte, los tres de gasolina comienzan con el 1.4 TSI, también con dos potencias, 125 y 150 CV, este último con sistema de desconexión de cilindros ATC, y finalizan con el 2.0 TSI de 180 CV. Todos cuentan con los sistemas Start-Stop, recuperación de la energía de la frenada y un potente sistema termodinámico que contribuyen a registrar un bajo consumo.
En cuanto a las cajas de cambios, además de la manual de seis velocidades, se vuelve a apostar por la automática de doble embrague DSG que será de seis o siete velocidades, en función del motor escogido. Del mismo modo, y como no podía ser de otra forma, el Kodiaq recurrirá al sistema de tracción integral mediante embrague multidisco Haldex 5, el cual le otorgará un perfecto agarre cuando decidamos sacarlo fuera del asfalto… aunque para comprobar su eficacia, así como la respuesta de su modo off road con control de descensos, de sus diferentes modos de conducción o de su suspensión adaptativa DCC tendremos que esperar hasta la presentación dinámica.
