Roland Gumpert, el fundador de la marca de Altemburg fundada en 2005, se ha declarado insolvente para proseguir sus actividades. Hasta el momento, ofrecía en su catálogo el modelo Apollo de 650 caballos, con una versión más potente S, suerte de coche de carreras matriculable, con motores 4.2 V8 de origen Audi montados en un sofisticado chasis multitubular.

No parecen ser buenos tiempos para los pequeños fabricantes alemanes. Poco después de que en el mes de julio Artega, productor de los modelos GT y SE, anunciara su quiebra, sería a su vez Melkus cesaba la fabricación de su RS200.

Siempre con la esperanza de que algún inversor extranjero aparezca para salvar la situación de estas artesanales marcas, sus efímeras actividades han quedado en suspenso. Noticia nada positiva para la siempre interesante diversidad del mundo del automóvil.