Hasta que Ferrari decidió realizar por si misma las labores de diseño y fabricación de sus modelos a la factoría de Maranello, la mayoría de sus coches a lo largo de su historia confiaban en el diseño de Pininfarina y en las nociones carroceras de Scaglietti. Sin embargo, han existido otros proyectos con el sello de otras firmas prestigiosas, cuyos modelos eran tan singulares como el protagonista que traemos.
Lo que tenemos delante de nosotros es un Ferrari 195 Inter de 1950, cuyo destino será un evento celebrado por RM Sotheby’s en Mónaco durante el próximo mes de mayo. La fábrica de Maranello tan sólo construyó 27 ejemplares de este coche, y ninguno de ellos con el sello de Pininfarina. En su lugar, aparecen nombres como Vignale, Touring, Motto y Guia. El último fabricó 11 ejemplares y este es uno de los 35 Cavallinos Rampantes que esta prestigiosa firma realizó.
En sus inicios, el coche fue adquirido por Alfono Scimé, el cual vivía en la misma localidad que el mítico circuito italiano de Monza. En 1958 cambio de manos y de ciudad al trasladarse a la capital de Italia. Posteriormente, cruzó el charco para pasar una larga temporada en los Estados Unidos y someterse a una importante restauración. Finalmente, fue exportado a Hong Kong.
Lo que se esconde bajo su capó es un propulsor Colombo V12 de 2.3 litros que fue modificado con un diámetro de pistón aumentado de 60 a 65 milímetros y una carrera que se mantuvo en 58,8 mm. Un único carburador Weber era el encargado de suministrar la mezcla al motor en condiciones normales con una potencia final de 130 caballos, no obstante este ejemplar cuenta con tres.
La casa de subastas no ha publicado el precio de salida del coche, aunque si ha confirmado que no tendrá reserva. Teniendo en cuenta la venta de otros 195, es fácil de esperar que su precio no baje del millón de euros.
Especialista en temas de motor y tecnología. Apasionado de la mecánica y las cuatro ruedas desde niño, ahora trato de transmitir mis experiencias a todo aquel que disfrute con el olor a gasolina, la velocidad, el placer de conducir, el diseño y el sonido de esos motores que nos ponen los pelos de punta