El pequeño Abarth 500 ha sacado toda su 'mala leche' gracias al especialista Pogea Racing. Los alemanes han trabajado a fondo en su bloque 1.4 T-JET, han reducido su peso y han modificado su chasis hasta lograr un concentrado de adrenalina perfecto.
A simple vista el Abarth 500 Pogea Racing infunde respeto con sus parachoques, faldones y tomas de aire específicos. El color azul eléctrico escogido por el equipo de diseño le da entidad de deportivo 'más gordo' y contrasta con los numerosos detalles en negro, tales como el difusor de aire trasero, las entradas de los parachoques y el capó o las llantas, unas OZ Racing Superturismo GT en 17 pulgadas con neumáticos TOYO Proxes T1-R.
Éstas nos dejan entrever unas pinzas de freno rojas de seis pistones, que abrazan unos discos ventilados de 313 mm de diámetro. Buenos frenos, ¿verdad? Estamos seguros de que son necesarios para contener a un Abarth 500 cuyo motor 1.4 Turbo ha elevado su potencia desde los 135 CV del modelo base, a unos 'mágicos' 331 caballos, disponibles a 5.750 vueltas. El par máximo también se ha disparado hasta los 411 Nm–a 3.450 rpm– y es que los técnicos han introducido un nuevo intercooler más grande, una bomba de combustible adicional, inyectores modificados y postines forjados además de modificar el turbocompresor y la centralita electrónica.
En la misma línea, la retirada de los asientos posteriores y la introducción de varios elementos de fibra de carbono les ha permitido rebajar el peso del coche en 71 kilos, un dato crucial para entender la mejora en las prestaciones.
Para rematar una preparación de las que no les falta detalle, los preparadores han modificado el chasis con unos muelles y amortiguadores específicos, estos últimos firmados por KW. Estamos convencidos de que tiene que ser una máquina divertidísima y eficaz tanto en carreteras de montaña como en circuitos revirados.
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