Seguro que te has preguntado más de una vez cuando consume el aire acondicionado o la calefacción de tu coche. Pues desde el blog de Endesa aclaran este aspecto con un interesante artículo.

Hoy en día nos es difícil imaginar un viaje en coche sin calefacción o aire acondicionado, según la estación del año. Pero durante la mitad de su historia los automóviles no tenían ninguna de las dos cosas. Solo a partir de 1940 empezaron a surgir algunos modelos capaces de enfriar/calentar su interior a voluntad. Y todavía es posible encontrar coches que, en sus versiones básicas, no incluyen aire acondicionado. Pero, ¿cuánta gasolina gasta poner la calefacción o el aire acondicionado?

La calefacción del coche te sale gratis
Poner la calefacción no incrementa el consumo de gasolina del coche. El calor se obtiene de la energía generada por el propio motor, con lo cual basta con que esté arrancado para tener calefacción. Por eso si conectas la calefacción nada más arrancar tienes que esperar unos minutos para sentir sus efectos (lo que tarda en calentarse el motor). Sin embargo, es falso decir que su consumo es igual a cero. El ventilador que hace pasar el calor al interior del coche utiliza electricidad de la batería. Y para cargar la batería sí que se gasta algo de gasolina, aunque muy poca.

El aire acondicionado de un coche gasta entre 0,2 y 1 litro de gasolina por cada 100 kilómetros recorridos.

Por todo ello se puede afirmar que con el derroche de calor del motor, la calefacción de un coche sale prácticamente gratis, algo que no ocurre con el aire acondicionado, que, sin embargo, utiliza un compresor acoplado a la correa del motor para poder funcionar. Esto consume energía y, por lo tanto, gasolina. Aproximadamente entre 0,2 litros y 1 litro de gasolina por cada 100 kilómetros.

Obviamente, consumir más o menos depende tanto de la temperatura exterior como de la intensidad a la que pongas el aire. La máquina necesita enfriar el aire del interior del coche: cuantos más grados sea necesario bajar, más gasolina gastará.

Coches eléctricos: menos derroche, más sostenibilidad
Con los coches eléctricos todo cambia. Un motor térmico desaprovecha gran parte del calor que genera. Como hemos visto, de esa parte desaprovechada es de donde sale la calefacción en un coche de combustión. Sin embargo, uno eléctrico procura no derrochar nada. Por eso si pones la calefacción, el consumo de energía (en este caso eléctrica) subirá considerablemente. Hablamos por lo tanto de un cambio de modelo. Al moverte en un coche de carburante vas derrochando a cada metro… y un efecto colateral de esto es que puedes obtener calefacción a partir de ese derroche. Pero es inexacto decir que esa calefacción te salga gratis. Proviene de la gasolina que estás (mal)gastando.

Al moverte en un coche eléctrico, todo está más controlado. Cuando el vehículo se para, el consumo de energía se paraliza. A no ser que necesites usar luces, radio… o calefacción y aire acondicionado. La idea aquí es consumir siempre lo menos posible, aproximándose al derroche cero.

Ya hay fabricantes que están implantando en sus modelos eléctricos una pequeña bomba de calor.

Si vas en un coche eléctrico y necesitas aire acondicionado o calefacción, la energía necesaria se extraerá directamente de la batería de tracción. Tendrás frío/calor, pero a cambio la autonomía del vehículo bajará. ¿Cuánto? En condicionas normales en torno a un 10% o 20%. Para solucionarlo, ya hay fabricantes que están implantando en sus modelos eléctricos una pequeña bomba de calor. Este invento tan común en hogares y oficinas se hace así un hueco en la movilidad del futuro, al garantizar máximo rendimiento en cualquier condición atmosférica.

En conlusión, en los coches eléctricos tanto aire como calefacción consumen energía de la batería y, por tanto, reducen la autonomía.