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Primero fue el Mini, después el Alfa MiTo y ahora este Audi A1. Los coches más atractivos, caros y equipados, son siempre los menos útiles a la hora de dar rienda suelta a la pasión. Y no lo decimos sólo porque estemos pensado en no rayar, manchar o romper algo del interior cuando nos metemos en faena -que también- es simplemente porque el espacio es muy reducido y los detalles pensados para mejorar el confort en marcha, son barreras insalvables cuando se trata de pasar del besuqueo al manoseo y del manoseao a donde quiera que nos lleve la lujuria.

En el A1 la parte trasera es totalmente impracticable. No sólo carece de altura y anchura, además, en el centro encontramos un mueble fijo con dos posavasos. En definitiva, con una trasera inaccesible hasta para Lucía la Piedra, lo mejor es quedarse delante y aprovechar al máximo los dos grandes butacones que, aunque son demasiado envolventes, pueden bastar para tener relaciones sexuales plenas. Por cierto, saldremos del apuro aún mejor si disponemos del gran techo solar, que se abre perfectamente para acoger sin problemas dos cabezas. Como veis hay que echarle imaginación para decir aquello de “en el A1 lo hice como en ninguno”.

Lo mejor
La parte delantera y el gran techo solar

Lo peor
El asiento de atrás es un suplicio

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.