Parece ciencia ficción, pero no lo es: que la electricidad se teletransporte de unos puntos de recarga externos directamente a las baterías de ión-litio (o hidruro de níquel, según los casos) de los automóviles eléctricos puede ser un avance que puede revolucionar el sector en un tiempo récord. Con la finalidad de investigar y evolucionar esta propuesta, el fabricante de automóviles BMW y el de electrodomésticos Siemens darán el pistoletazo de salida a un acuerdo que se divide en dos fases: la primera comenzará a partir del 1 de mayo, cuando se creará un prototipo de alimentador por ondas que se implantará en un vehículo eléctrico.

La segunda parte está fechada en junio, cuando se prevé que ese mismo concept circule por Berlín para comprobar si en condiciones reales de tráfico la carga da resultado, de cara a implantar esta tecnología en coches de serie (recordemos que BMW está desarrollando una gama de vehículos eléctricos conocida con la vocal i) y eliminar así los cables que se conectan a la red eléctrica para cargar las pilas (tal y como sucede, por ejemplo, en el Smart Electric Drive).

Ambas empresas aseguran que los puntos de recarga podrían ‘esconderse’ en un semáforo o en un árbol

El desarrollo de esta tecnología financiada por el Ministerio de Medio Ambiente alemán parte del hecho de que en las ciudades europeas apenas existen puntos de recarga para los vehículos eléctricos. Lo que se pretende es que a través de unas estaciones de recarga fáciles de instalar y que apenas ocupan espacio en la calle (funcionando a través de bobinas y campos magnéticos), las baterías se recarguen en pequeñas paradas o estacionamientos prolongados. También se estudiará si la transmisión de la energía por ondas puede ser nociva o no para la salud.