Algo más de 45 millones de personas respiraron aire contaminado durante 2018 en España, así lo asegura el informe anual de calidad del aire presentado por Ecologistas en Acción, que también señala que el 97% de la población y el 92% del territorio español país estuvieron expuestos a unos niveles de contaminación que superan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para llegar a estas y otras conclusiones que detallaremos a continuación el estudio analizó los niveles de contaminación recogidos por casi 800 estaciones oficiales de medición instaladas por toda España.

Sin embargo, a pesar de lo dramático de estas cifras, hay que señalar que en 2018 se produjo una reducción general de los niveles de contaminación atmosférica por partículas en suspensión, las llamadas PM10 y PM2,5, dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de azufre (SO2), aunque no por ozono troposférico (O3).

El 97% de la población y el 92% del territorio español estuvieron expuestos en 2018 a unos niveles de contaminación que superan las recomendaciones de la OMS.

Asimismo, según este informe que toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la OMS, el aire contaminado afectó en 2018 a 45,2 millones de personas en España, el 97% de la población, y a una extensión de 465.000 km2, lo que supone el 92% del territorio. Sin duda un dato llamativo, dado que confirma que se trata de un fenómeno que no sólo afecta a las grandes ciudades.

Sin embargo, si se toma como referencia la normativa actual en esta materia, no tan estricta como las recomendaciones de la OMS, la población afectada disminuye hasta los 14,9 millones de personas, y a una superficie de 254.000 km2, el 50% del territorio aproximadamente.

A pesar de estos datos en 2018 la contaminación disminuyó de forma general, dado que la climatología fue más variada, con un nivel alto de precipitaciones e inestabilidad, factores decisivos para este fenómeno. En concreto, el invierno y el otoño resultaron húmedos, lo que ha favorecido la dispersión de los contaminantes típicamente invernales (NO2 y partículas). En cambio, pese a las fuertes lluvias primaverales, el prolongado calor estival mantuvo elevados los niveles de ozono.

A pesar de estos datos, en 2018 la contaminación disminuyó de forma general, dado que la climatología fue variada.

Entre las causas de la contaminación, este informa señala que el tráfico rodado en áreas urbanas como el principal causante si bien en zonas industriales las grandes centrales termoeléctricas de carbón y otros combustibles fósiles son el principal foco. También el transporte marítimo tiene una influencia decisiva en la calidad del aire y afecta a los puertos y zonas litorales.

Ante esta situación, según Ecologistas en Acción la información que se da a la ciudadancia es insuficiente, dado que se trata de un problema importamte que según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) cada año produce 30.000 muertes prematuras en España por afecciones derivadas de la contaminación.

Traducido a coste económico, sólo el gasto sanitario supone al menos 50.000 millones de dólares según el Banco Mundial, el 3,5% del PIB español.

Hay que recorar que los planes de mejora de calidad del aire son obligatorios por ley pero según esta asociación no son lo suficientemente ambiciosos y de hecho una decena de Comunidades Autónomas no toma ninguna medida al respecto. Ante esta situación, por primera vez en España, en 2018 un tribunal regional, el de Castilla y León, declaró la obligación de las administraciones autonómicas de elaborar planes en la zona donde se incumplen los objetivos legales. El Gobierno central tampoco se libra de esta inacción y tiene pendiente una sentencia en la Audiencia Nacional.

Se debe potenciar el transporte público, la bicicleta y el tránsito peatonal.

En este sentido, según Ecologistas en Acción la única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuyendo el tráfico motorizado, potenciando el transporte público, la bicicleta y el tránsito peatonal. También es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de carbón, penalizar el diésel y declarar un área de control de las emisiones del transporte marítimo en el Mediterráneo como las del Báltico y el Mar del Norte.

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Rodrigo Pareja

Periodista especializado en movilidad en todas sus variantes: coche, moto, bicicleta, patinete eléctrico... y no siempre por este orden, dado que la forma en la que nos desplazamos está cambiando. Más de 20 años de experiencia en el mundo del automóvil y en constante adaptación en un sector que no deja de generar noticias.