¿Tu coche necesita un cambio de aceite? Si el lubricante de tu vehículo ha cumplido ya el intervalo de cambio o ha superado el tiempo máximo recomendable de uso, esto te interesa. Desde Total nos cuentan cómo puedes elegir el aceite de motor adecuado. Es algo más importante de lo que piensas, ya que afecta directamente a la vida útil del automóvil.

Siempre tienes la opción de delegar esta tarea. Esto quiere decir que, si llevas tu coche a un taller de confianza, sus profesionales sabrán reconocer el aceite adecuado para su motor. Sin embargo, también puedes elegir tú mismo el lubricante. Solo debes tener en cuenta algunas pistas que te ayudarán a conseguirlo.

El SAE hace referencia al grado de viscosidad del aceite.

Lo primero que debes hacer es consultar el manual de tu vehículo donde, entre otras cosas, encontrarás el tipo de aceite de motor que recomienda su fabricante. Por norma general, los manuales de los coches aconsejan elegir una viscosidad y una calidad determinadas para sus distintos modelos. Esas son las dos pistas principales que debes seguir para acertar al elegir el lubricante.

¿Cómo puedo saber qué viscosidad es la adecuada?

Es muy sencillo. En el manual del coche verás que viene recomendada una SAE determinada para ese modelo en concreto. Esa indicación expresa el grado de viscosidad del lubricante. La reconocerás porque aparece en formatos similares a SAE 5W-30, por poner un ejemplo.

La primera cifra que observas a la izquierda de la W se refiere a la viscosidad del aceite en frío. Esta es la que nos interesa cuando hablamos del arranque del motor. Es recomendable que coincida con la del lubricante que vayas a comprar, aunque también puede ser menor: en ocasiones, esa reducción mejora el arranque en frío porque el aceite llegará mejor a todos los rincones. De hecho, puede incluso reducir los consumos del vehículo.

Lo que nunca debes hacer es elegir una viscosidad en frío más elevada, porque puede provocar que el aceite no fluya lo suficientemente rápido a bajas temperaturas. Esto se debe al funcionamiento de la bomba de aceite ya que, si la viscosidad es demasiado elevada, tardará en moverlo más tiempo que si fuera menor. El problema de esta tardanza es que las piezas se recubrirán de aceite de manera más lenta durante el arranque, lo que podría acarrear desgastes. Ten en cuenta que una menor viscosidad SAE significa mayor rapidez en la lubricación y menor desgaste en el arranque.

¿Qué ocurre con la segunda cifra, la que va justo a la derecha de la W? Que también se refiere a la viscosidad del aceite, pero en este caso a la que se obtiene en caliente, es decir, a pleno funcionamiento del motor. En este caso, no se debe elegir una diferente a la que marca el fabricante del vehículo.

Si por alguna razón no encontraras la SAE recomendada en el manual de mantenimiento de tu vehículo, no dudes en ponerte en contacto con el concesionario o la marca para descubrirla.

Calidad del aceite de motor

Una vez que tienes clara la SAE que necesita tu vehículo, deberás elegir la calidad del aceite adecuada. Es muy importante que se corresponda con la que recomienda el fabricante en su libro de mantenimiento. Ten en cuenta que nadie conoce mejor el motor de un vehículo que su propio constructor. Por eso, si indica un nivel de calidad concreto para el aceite lo hace porque es la mejor forma de garantizar el perfecto funcionamiento del propulsor.

Para señalar la calidad o especificaciones de un aceite de motor contamos con las normas internacionales y las normas específicas de los fabricantes de motores.

En cuanto a las normas internacionales, en Europa nos encontramos con las normas ACEA. Tal y como te hemos comentado anteriormente, estas especificaciones sirven para clasificar la calidad para aceites de motor según la Asociación Europea de Constructores de Automóviles en la Unión Europea que establece tres categorías:

– Categoría A: motores de gasolina de vehículos ligeros (niveles: A3, A5).

– Categoría B: motores diésel de vehículos ligeros (niveles: B4, B5).

– Categoría C: motores de gasolina y diésel de vehículos con sistemas de postratamiento (filtros de partículas, sistemas SCR con AdBlue, catalizadores…). Los lubricantes correspondientes se denominan Low SAPS por su bajo contenido en cenizas sulfatadas, fósforo y azufre. Los límites son distintos según el sistema de tratamiento empleado y las necesidades de los motores de cada fabricante (Niveles: C1, C2, C3, C4, C5).

Normas específicas

Si el fabricante de tu vehículo es asiático, lo más habitual es que indique una norma ACEA que acompañará a la SAE. En el caso de constructores europeos y americanos, apuntarán a recomendaciones propias realizadas sobre sus motores y vehículos que son más exigentes que las ACEA.

Nunca se debe elegir una viscosidad en frío más elevada que la recomendada por el fabricante.

De este modo, los propios fabricantes de vehículos desarrollan sus normas a partir de los requisitos del motor y los sistemas de tratamiento de gases de escape. Estos elementos han evolucionado al ritmo que marcan las crecientes limitaciones en las emisiones de los vehículos establecidas en las normas Euro.

Esas normas específicas de los fabricantes utilizan una nomenclatura que se establece en función del constructor que las haya desarrollado. Estos son algunos ejemplos:

– MB (Mercedes Benz): MB 229.51, MB 229.52, MB 229.31.

– VW (Volkswagen): VW 502.00/505.01.

– PSA (Citroën y Peugeot): PSA B71 2290.

– BMW: BMW LL04.

– Ford: FORD WSS-M2C-934B.

Estas normas no son iguales unas a otras ni se pueden sustituir entre sí de manera directa. Debes seguir las recomendaciones del fabricante para asegurar la perfecta protección del motor y, en el caso de los vehículos más actuales, el de los sistemas de tratamiento de gases.

Si reúnes toda esta información, te resultará mucho más sencillo elegir el aceite más adecuado para tu vehículo y prolongar así su vida útil, además de ayudar a mantener a raya su consumo y sus emisiones.