Se llama Skydriver, es un coche volador que se está proyectando en Japón y que está previsto que en 2050 esté plenamente operativo y permita desplazarse de un lugar a otro por el cielo.

Una de las claves del Skydriver son sus dimensiones compactas, junto a una tecnología de despegue y aterrizaje vertical que no requiere de infraestructuras concretas ni específicas. El objetivo es que sea un vehículo compacto, eminentemente urbano, y que tenga una garantía absoluta de seguridad.

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El Skydriver tiene una longitud de 3,6 metros, por 3,10 de ancho y 1,1 de alto. La velocidad máxima por el aire es de 100 kilómetros/hora y es capaz de alcanzar una altura de 150 metros, registro que permitiría desplegar un paracaidas si fuese necesario. Por carretera, el vehículo puede circular a 60. El peso es de 400 kilos.

Asimismo, según publica la Agencia Efe y recoge Gestion, el Gobierno de Japón y diferentes empresas tecnológicas relacionadas con el automóvil han señalado que será 2023 cuando se inicie la comercialización de vehículos voladores y se permita su utilización en el ámbito urbano. El objetivo es que exista una norma que regule la circulación por el aire para este tipo de vehículos en un plazo de 5 años.

Según el CEO de Skydriver, Tomohiro Fukuzawa, “La idea detrás del coche volador es que podemos obtener un precio más razonable que el de un helicóptero o un avión. Además, es más fácil de pilotar”. Para ello Skydriver lleva varios años trabajando en este proyecto que ya tiene una financiación de 4,4 millones de europos por parte de empresas del sector automovilístico y del Gobierno nipón.

Uno de los frenos a la viabilidad del Skydriver es su elevado coste, 397.000 euros por unidad, si bien el objetivo es que el vehículo se comparta –carsharing–.

Actualmente trabajan en su fabricación unas 400 personas, entre ellas una decena de jóvenes ingenieros, varios procedentes de Toyota, marca que es uno de los principales inversores de este proyecto.

El objetivo es realizar una demostración durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímopicos de Tokio 2020 y demostrar así su viabilidad para comenzar la venta del Skydrive en 2023 y afianzarlo como medio de transporte urbano en los siguientes años.

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La primera prueba se realizará este mismo verano, tras autorizar el Gobierno nipón los test en espacios públicos.

Uno de los frenos a la viabilidad del Skydriver es su elevado coste, que se fija en más de 300.000 euros por unidad, en concreto 397.000, si bien el objetivo es que el vehículo se comparta –carsharing– y no se tenga en propiedad.

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Rodrigo Pareja

Periodista especializado en movilidad en todas sus variantes: coche, moto, bicicleta, patinete eléctrico... y no siempre por este orden, dado que la forma en la que nos desplazamos está cambiando. Más de 20 años de experiencia en el mundo del automóvil y en constante adaptación en un sector que no deja de generar noticias.