Una de esas preocupaciones que todos tenemos cuando dejamos nuestro preciado coche en el taller es qué ocurre con él. En la mayoría de los casos nada que deba preocuparnos. Sin embargo nuestros mayores temores no llega a igualar la situación que ha vivido Karol Zwolinski con su Ford Focus RS.

Tras una llamada para reemplazar la junta de la culata para solucionar un posible problema en estos Ford, el pasado 9 de abril lleva su preciado compacto deportivo al taller de Hawk Ford de Oak Lawn, en Illinois. Todo habría continuado sin problemas si no fuera porque Karol, tomó la brillante y acertada idea de entregar el coche con una dashcam instalada y encendida. Y efectivamente resultó ser acertada porque gracias a eso descubrió que durante esos días en el taller su coche estaba siendo utilizado como “coche de autoescuela” para enseñar a conducir con un cambio manual a algunos empleados.

El vídeo nos muestra lo que parece ser una especie de “clase” en la que uno de los empleados parece estar enseñándole a otro a manejar la transmisión manual en lo que no deja de ser el coche de un cliente: cómo usar el embrague junto con la palanca de cambios y el acelerador, lo que como uno puede imaginar requiere un tiempo de adaptación y aprendizaje en el que ese embrague va a sufrir bastante.

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De hecho el vídeo nos hace sufrir escuchando no solo los tirones y acelerones y calados del motor del RS, sino también las excesivas aceleraciones con el coche en medio de una zona residencial e incluso en algunos casos los alocados gritos del conductor novato. En resumidas cuentas parece que más allá incluso del comprensible aprendizaje ni siquiera le están enseñando bien a manejar el embrague, es más, ni siquiera están haciendo un uso minimamente responsable del coche, con el consiguiente deterioro de esta importante y costosa parte del vehículo.

Por eso precisamente utilizar un coche ajeno de manera no autorizada para que un novato aprenda a usar un cambio manual no parece ser una buena noticia para el propietario y estamos casi seguros de que, aún sabiéndolo, nadie estaría dispuesto a prestar un coche de más de 40.000 euros como este para este fin.

Así pues, tras 4 días en el taller y asegurarle que todo había ido bien, Karol revisa el vídeo, descubre lo que habían hecho con su coche Karol y deja estas palabras:

“Recibo la hoja con el historial de reparaciones y tiene el mismo kilometraje de entrada y salida... Finalmente, me dan el coche, entro y veo que lo han conducido durante 14 kilómetros y, en ese momento, sentí una sensación de malestar en el estómago. Reviso el vídeo para hacer una copia y dejarlo en el concesionario, les mostré un poco y me dicen que lo apagara, no necesitaban ver más... Sí, temían ver el vídeo porque sabían lo que iban a encontrar allí”.

Tras asegurarle los responsables del concesionario que recibiría una respuesta pronto que finalmente no llegó, y tras varios mensajes de voz y correos electrónicos sin respuesta Karol decidió publicar este vídeo en Youtube. Por el momento la única solución que parece haber recibido por parte del taller es la oferta de algunos servicios de mantenimientos gratuitos, tras una semana de silencio, aunque en este caso una sustitución del embrague creo que sería una mejor forma de comenzar a disculparse.

Lo peor de todo es que este no parece ser un caso aislado en Estados Unidos, de hecho otro caso similar como el del uso de este Mustang en otro taller fue el que llevó a Karol a poner esa cámara en su coche al llevarlo a esta supuestamente inocente reparación en el taller.

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Antonio Ramos Ochoa

Especializado en el mundo del motor, la competición y la tecnología, Antonio Ramos Ochoa es redactor de Car and Driver. Se comenta que antes de bajarse del carro ya iba diciendo el nombre de los coches que iba viendo por la calle. Unos cuantos años después sigue hablando de una de sus pasiones aquí. Aficionado al Motorsport, el cine, videojuegos y la historia, incluso se desfoga de vez en cuando al volante de un kart o un simulador.