La normativa europea aprobada a principios de mes es clara: todas las motos con más de 125 centímetros cúbicos homologadas a partir del 1 de enero de 2016 y, por tanto, comercializadas después de esa fecha, contarán de serie con el sistema ABS. En el caso de aquellas que tengan 50 centímetros cúbicos en adelante, como los pequeños scooters para ciudad y pueblos, también dispondrán de un sistema parecido, aunque en menor escala.

Con esta medida se pretende reducir la cifra de motoristas muertos en carretera, cuya cifra en 2011 se situó en 5.000 fallecidos en el Viejo Continente. “El uso generalizado del ABS podría evitar uno de cada cuatro accidentes de motos graves o mortales”, apunta Gerhard Steiger, presidente de la división “Chassis Systems Control” de Bosch, empresa que ya ha fabricado más de 750.000 frenos con ABS desde el inicio de la comercialización de este dispositivo en los vehículos de dos ruedas desde 1994.