Es indiscutible, el Porsche 918 Spyder se ha convertido en el Porsche más rápido, eficiente y tecnológicamente más avanzado de la firma de Stuttgart, pero ¿es el más deseado? Muchos dirán que no y optarán por el 959, el primer supercar de la marca; otros harán lo propio con el 911 GT1, el bólido de Le Mans homologado para la vía pública; y unos cuantos escogerán el Carrera GT.
Este último, producido desde 2004 a 2007, fue el rival de los todopoderosos Ferrari Enzo y Mercedes SLR McLaren. A mediados de la década pasada no existían tantos hypercar como en la actualidad, y por supuesto, nadie hablaba de los superdeportivos híbridos. Se puede decir que son los últimos exponentes de la “vieja escuela”, sobre todo el Porsche, que gracias al cambio manual de seis velocidades, el potente V10 aspirado, la ausencia de control de estabilidad y su esquema de tracción trasera y motor central se ha convertido en una especie de leyenda.
Pues bien, todos aquellos que sueñen con guardar en su garaje un Carrera GT están de enhorabuena, y es que el próximo mes de agosto saldrá a subasta una inmaculada unidad con apenas 152 millas (244 kilómetros) en su odómetro. La puja tendrá lugar en la Monterrey Car Week, y se espera que alcance un precio cercano al millón y medio de dólares, alrededor de 1,25 millones de euros al cambio.
Como no podía ser menos con tan pocos kilómetros en su haber, el estado de conservación de esta unidad vestida de negro con interior gris oscuro es excepcional. Fue fabricado en 2005 y es uno de los 1.270 Carrera GT que salieron de la línea de producción de Lepzig, Alemania. Hablamos de un modelo muy exclusivo cuya cotización irá al alza en los próximos años, y no es para menos, pues se trata de uno de los mejores trabajos de Porsche.
Recordamos que el bloque V10 de 5.7 litros produce 612 caballos de potencia y 590 Nm de par máximo. Si unimos estas cifras al ligero chasis monocasco de fibra de carbono y la aerodinámica —y preciosa— carrocería, obtenemos como resultado unas prestaciones de infarto. El Carrera GT solo necesita 3,5 segundos para pasar de 0 a 100 kilómetros por hora, mientras que su velocidad máxima es de 330 kilómetros por hora, suficientes para despeinar a cualquiera que se atreva a quitar el techo desmontable de fibra de carbono.
