Cada cierto tiempo los fabricantes automovilísticos deciden darles un aire fresco a sus modelos con la llegada de nuevas generaciones, pensadas para ofrecer una imagen renovada, tecnología más avanzada y un rendimiento mejorado, entre otras cosas.

En el caso de este último pueden surgir ciertas dudas debido a la tendencia en recurrir al downsizing con el objetivo de cumplir con las respectivas normativas de emisiones. En este sentido, hemos visto como los fabricantes reducen el número de cilindros de sus propulsores o se decantan por bloques turboalimentados en lugar de la aspiración natural.

El Ford Fiesta ST es uno de esos ejemplos que podía generar incertidumbre. Decimos esto porque los ingenieros de la marca del óvalo decidieron pasar de un bloque de cuatro cilindros y 1.6 litros, a otro de tres con una cilindrada inferior. Sin embargo, a pesar de este cambio, las cifras se decantan a favor de la versión 2018.

Para poder comprobar la diferencia de rendimiento entre uno y otro, los chicos de Carwow han decidido juntar ambos sobre la pista y así poder someterlos a una carrera de aceleración tanto desde parado como en marcha. La versión elegida para enfrentarse a la nueva generación del utilitario deportivo ha sido la ‘normal’, es decir, 182 caballos de potencia y un par máximo de 240 Nm.

Esto supone una diferencia de 16 caballos y 50 Nm entre los dos modelos, cifras que serían parejas si se hubieran decantado por el ST200. No te vamos a desvelar el resultado, por lo que te dejamos con el vídeo para que lo compruebes tú mismo.

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Borja Díaz

Especialista en temas de motor y tecnología. Apasionado de la mecánica y las cuatro ruedas desde niño, ahora trato de transmitir mis experiencias a todo aquel que disfrute con el olor a gasolina, la velocidad, el placer de conducir, el diseño y el sonido de esos motores que nos ponen los pelos de punta