La DGT ha rebajado el 'margen de gracia' que hasta ahora dejaban todos sus radares a los conductores. Por ejemplo, en autovía, los vehículos que no superaban en más de 10 kilómetros/hora la velocidad máxima establecida no eran sancionados y ahora sí lo están siendo. La alarma la ha encendido el diario 'La Voz de Galicia' que asegura que los controles de velocidad han cambiado su funcionamiento desde el pasado mes de julio, en busca de incrementar el número de sanciones, de forma que lo han hecho sin previo aviso.

Aunque todavía no tenemos confirmación oficial al respecto, lo cierto es que existe un margen de error legal que estos aparatos deben de respetar obligatoriamente y que la DGT hasta ahora no sólo lo hacía sino que ampliaba en función de la ubicación del dispositivo, el límite de la vía, etc. De esta forma, el organismo que dirige María Seguí no está obligado a comunicar un cambio de esta índole pero la noticia ha sentado fatal, pues deja entrever un carácter recaudatorio.

Según denuncia el diario gallego, el margen que solía conceder la DGT para sus radares de autopistas y autovías limitadas a 120 km/h era de 10 km/h hora, mientras que para el resto era de 9 km/h. Ahora, el margen de gracia se ha bajado de forma aparentemente ridícula a 9 km/h en vías limitadas a 120 y a 8 km/h en el resto.

Desgraciadamente desconocemos el sentido de semejante medida, aunque da qué pensar. Seguramente no son pocos lo vehículos circulan todos los días rozando los 130 km/h, una velocidad que, por cierto, pronto será la máxima autorizada en nuestro país cuando se apruebe completamente la nueva ley de tráfico.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.