La falta de actividad en los automóviles cumple el dicho de que ‘puede ser peor el remedio que la enfermedad’. Y es que es cierto que en marcha, todos los elementos están sujetos a desgaste, pero las consecuencias de estar parado pueden ser incluso peores.

Si echamos un vistazo por el mercado de ocasión, no es difícil encontrar unidades en aparente buen estado, con un bajo kilometraje y a un precio atractivo que el ‘unico’ inconveniente es el de haber estado parados un largo tiempo.

Tanto si estamos interesados en él o vamos a comprar un clásico para restaurarlo, es importante conocer las posibles averías que el tiempo causa sobre los coches inactivos. Según un estudio de Autocasion.com, estas son las más frecuentes:

1. Neumáticos. Si el coche está mucho tiempo sin moverse, el peso deformará los neumáticos. Para evitarlo, el vehículo puede apoyarse sobre unas borriquetas; también pueden hincharse las ruedas a 1,5 bar más de lo recomendado por el fabricante.

2. Aire acondicionado. Sus elementos necesitan de lubricación para su correcto funcionamiento; es recomendable conectarlo al menos una vez al mes para que compresor, filtro y juntas de estanqueidad se mantengan en perfecto estado.

3. Elevalunas eléctricos. El motor que eleva el cristal está montado en la puerta y expuesto a cierta humedad. Si no se usa, el óxido hace mella en él y empiezan los problemas.

4. Motor. Necesita funcionar al menos, una vez al mes. Si lleva mucho tiempo sin girar, los aros de los pistones pueden haberse quedado pegados, lo que provocará una avería grave. El aceite también puede haber perdido sus propiedades.

5. Circuito de refrigeración. Los periodos de inactividad en motores refrigerados por agua pueden causar importantes averías en los manguitos, la bomba de agua, el termostato… Para evitar problemas, es recomendable un flushing (lavado interno y purgado) del circuito, así como una bomba de agua y un termostato nuevos.

6. Fugas de aceite. Los elementos que garantizan la estanqueidad del motor necesitan “hidratarse” mediante su contacto con aceite; si una mecánica está parada durante mucho tiempo, las juntas se resecan, se agrietan e incluso encogen, provocando fugas. Si al soltar el pedal del acelerador sale humo azul por el escape, mucho cuidado.

7. Distribución y “taqueteo”. Si al encender el coche se escucha un “taca-taca-taca” en la parte alta del motor, se debe esperar 5 minutos para que los taqués hidráulicos que accionan las válvulas vuelvan a cebarse y funcionen correctamente. ¿El ruido persiste? Uno de los taqués “ha muerto”… por falta de uso.

8. Frenos. El líquido de frenos debe cambiarse cada dos años, aunque el coche esté parado: se trata de un elemento que “absorbe” agua de la atmósfera, lo que provoca que el punto de ebullición aparezca antes (da origen al conocido “fadding”: las burbujas alargan el recorrido del pedal y puede dejar de frenar) y que se oxiden piezas que afectan al sistema.

9. Caja de cambios y diferenciales. Necesitan aceite para mantenerse lubricados: los largos períodos de inactividad hacen que se oxiden los piñones, sincronizadores, horquillas…

10. Bomba de agua, lavaparabrisas y faros. Si se acciona el lavaparabrisas y éste no echa agua, pero el depósito sí tiene líquido, lo más probable es que esté fallando e el motor que acciona la bomba, debido al óxido. Puede comprobarse mirando el fusible: se habrá fundido debido al elevado consumo eléctrico que genera un propulsor eléctrico cuando se agarrota.