Los nuevos coches radar de la Guardia Civil de Tráfico ya están operativos y se acabó aquello de detectarlos por las dos antenas de su carrocería o los cristales tintados para ocultar el radar de su interior. Ahora la cosa se complica bastante más pues los 50 nuevos camuflados cuentan con una tecnología más avanzada que les permite ser más eficaces y pasar más inadvertidos.

En cualquier caso, tenemos un nuevo retrato robot del coche radar, quedados con esta imagen: Citroën C4 Picasso gris oscuro, conducido por una única persona –un único agente que no dará el alto a los vehículos sancionados– y con frontal modificado. Bajo el logotipo de Citroën vemos la cámara, el portamatrículas va descubierto porque en realidad es ahí donde viaja el nuevo radar, en la parte inferior del mismo va colgada la matrícula y en el margen izquierdo de la misma la luz del flash. Por detrás, el coche radar es idéntico al modelo de serie.

Difícil detectarlo, ¿verdad? Pues en cambio, estos nuevos dispositivos, denominados MultaRadar CD tienen una capacidad de captación muy superior a los anteriores y es que según sus fabricantes pueden multar hasta seis conductores a la vez que circulen por seis carriles diferentes y si el radar está parado, controla carriles de sentidos diferentes, tanto el de la marcha como el contrario y con velocidades de entre 20 y 300 km/h.

En principio se espera que estos nuevos coches con radar camuflado actúen generalmente detenidos en el margen de las carreteras secundaria y no tanto circulando en autovías, como hasta ahora dada la nueva filosofía de la DGT, pero te sugerimos que no te confíes.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.