El vídeo que os traemos hoy demuestra aquello de que más potencia no significa mejor rendimiento. En una ocasión, Colin Chapman dijo que prefería que le quitaran un kilo antes de que le dieran un caballo, y a juzgar por las imágenes, el fundador de Lotus no se equivocaba. En la grabación podemos ver a un Mazda MX-5 de primera generación plantando cara en circuito a todo un Porsche 911 Turbo S, una de las versión más prestacionales del modelo de Stuttgart.

Cualquiera diría que la comparación no tiene sentido, pues el pequeño roadster japonés equipa un motor que apenas alcanza los 130 caballos de potencia, mientras que el deportivo alemán guarda 580 caballos en sus entrañas. Los números hablan por sí solos, pero ¿todo se trata de potencia?

El peso juega un papel crucial en el rendimiento de un automóvil, menos masa significa mejor paso por curva y mejores frenadas

La respuesta es un no rotundo, el rendimiento de un automóvil depende de muchas más cosas, entre las que destaca el peso del conjunto, y por qué no decirlo, ‘las manos’ del piloto. En este sentido, hablamos de un peso pluma contra una máquina claramente más pesada, y es que el Mazda es todo un prodigio en el campo de la ligereza, gracias a ello puede jactarse de un increíble comportamiento y una facilidad de manejo asombrosa.

Por supuesto, el Porsche no peca de sobrepeso, pero pertenece a otra liga que obliga a sumar varios cientos de kilos más al conjunto. Al fin y al cabo es la penitencia por albergar un enorme motor en su parte trasera y contar con todo tipo de lujos y comodidades en su interior.

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El vídeo ha sido grabado desde el Mazda, que persigue al ‘nueveonce’ en el Atlanta Motorsports Park, un circuito estadounidense con muchos desniveles y una cuanta ración de curvas. Es ahí donde brilla el Miata, nombre que recibe el MX-5 en ese lado del charco. El pequeño roadster no da tregua al Porsche en ningún momento, que a pesar de poner tierra de por miedo en las rectas, pierde toda la ventaja en las frenadas y los virajes.

Alguno se preguntará si hay algún truco en todo esto, y a decir verdad, sí lo hay: no se trata de un MX-5 de serie, sino del Spec Miata, una versión de carreras utilizada en varias competiciones norteamericanas. Hablamos de un coche de circuito low-cost, que mantiene el motor de origen y prescinde de todo lo innecesario para aligerar su peso al máximo. De cualquier forma, no deja de ser un coche cuatro veces menos potente que el Porsche, y aunque el enfrentamiento no sea entre iguales, la lucha no deja de ser curiosa y entretenida.

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