En enero de 2008 alguien pagó más de un millón de euros por el Bugatti Veyron que protagoniza este artículo; seis años después y con 31.924 kilómetros en el odómetro, ha sido vendido por 210.000 euros, toda una ganga que, sin embargo, no lo es tanto. Y es que tras una salida de vía, esta unidad fue a parar a la tierra y el barro, recibiendo daños en ambos parachoques, las puertas y sus bajos.
La aseguradora Axa fue la encargada de subastarlo en un portal de internet, y tras cinco días, se vendió por la quinta parte de lo que costó. Probablemente la casa de seguros se quedó con el hypercar tras pagar una jugosa cantidad a su dueño, y tras estudiar el estado del coche, decidió recuperar parte de lo invertido vendiéndolo como vehículo accidentado.
El comprador tendrá que hacer frente ahora a los arreglos, que a buen seguro no serán baratos, ya que sólo para cambiar las ruedas hay que recurrir a Bugatti, y su 'mano de obra' no es precisamente barata. Habría que ver a cúanto asciende la factura del taller para saber si esta operación resulta un chollo o un fracaso estrepitoso, aunque nadie puede negar que pagar poco más de 200.000 euros por todo un Veyron es sinónimo de buen negocio.