Malasia es un país particular. Tiene una buena cantidad de superdeportivos y eso que es uno de los países donde más caro sale compre un coche. Esto hace que muchos dejen volar su imaginación creando sus propios superdeportivos con lo que tienen y un ejemplo es esta curiosa, y por qué no decirlo algo chapucera, réplica de un La Ferrari.

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No sabemos cómo le surgió la idea a su creador que decidió recurrir a unas cuantas láminas de acero para fabricar esta criatura. Seguramente comenzó por el frontal, donde parece que muestra el mayor parecido con el modelo real de Maranello aunque dos linternas pegadas con cinta a la carrocería cerca de donde deberían estar unos faros revelan la calidad de la preparación.

Añadele a eso una pintura en amarillo bastante irregular, zonas con óxido o la ausencia de parabrisas y tenemos como resultado una de las imitaciones más genialmente chapuceras de cuantas hemos visto.

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La cosa se hace aún más llamativa a medida que nos vamos hacia la trasera del coche, con toda la zona de la cabina y puertas sin pintar y con líneas menos suaves que en el Ferrari auténtico y un interior aún más espartano que el del cavallino de competición más extremo.

Hay que reconocer que la zona trasera quizás sea la mejor acabada de toda la creación, tomándose agunas licencias eso sí como un enorme alerón trasero que deja al conjunto un aspecto bastante pintón y una zona del vano motor algo menos esbelta.

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No hay noticias sobre el motor que lleva a bordo, puede que incluso lo tenga delante a pesar de todo, pero lo que está claro es que por su concepción “Low cost” quizás no llegue ni a la mitad de los 963 CV de potencia del La Ferrari.

Pese a todo, lo cierto es que la base es prometedora y seguro que con un poco más de pulido y pintura, un poco de inversión en lunas y faros y unas buenas ruedas tenemos un más que decente coche de fabricación propia con el que ser la envidia de todo el barrio. Desde luego la atención ya la tiene.

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Antonio Ramos Ochoa

Especializado en el mundo del motor, la competición y la tecnología, Antonio Ramos Ochoa es redactor de Car and Driver. Se comenta que antes de bajarse del carro ya iba diciendo el nombre de los coches que iba viendo por la calle. Unos cuantos años después sigue hablando de una de sus pasiones aquí. Aficionado al Motorsport, el cine, videojuegos y la historia, incluso se desfoga de vez en cuando al volante de un kart o un simulador.