Podrías pensar que esta imagen es una mala noticia, y en parte lo es, pero demuestra lo resistente que puede llegar a ser la estructura de un pequeño deportivo tan ligero como el Toyota MR2. Y es que pesar del estado del coche milagrosamente no ha habido que lamentar víctimas ni lesiones.

Scott Shepherd, dueño de este MR2 de 2001, de hecho ha salido del hospital con solo heridas leves y pudiendo contar la historia. Todo ocurrió cuando trató de esquivar un contenedor que cayó de la cama de un pick-up justo delante de él. Shepherd tuvo que realizar maniobras evasivas para no chocar con él con la mala suerte de que ese movimiento provocó que acabara chocando con un camión.

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Al colisionar el coche acabó de esta manera, con importantes daños estructurales y con el techo de lona y parte del parabrisas aplastándose contra el conductor y con el volante atrapandole en su asiento. Pese a todo fue capaz de usar un zapato para atravesar la capota caída además de doblar el marco del techo para abrirse camino y salir del motón destrozado sano y salvo.

Muchos podrían pensar que se trata de un verdadero milagro, aunque a quien primero ha dado las gracias Scott es a Toyota y a sus ingenieros por la fabricación de un coche tan resistente, añadiendo que él "no debería estar aquí ahora". Lo cierto es que casos como este demuestran cómo ha avanzado la seguridad a lo largo de los años, incluso en deportivos ligeros como este.

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Antonio Ramos Ochoa

Especializado en el mundo del motor, la competición y la tecnología, Antonio Ramos Ochoa es redactor de Car and Driver. Se comenta que antes de bajarse del carro ya iba diciendo el nombre de los coches que iba viendo por la calle. Unos cuantos años después sigue hablando de una de sus pasiones aquí. Aficionado al Motorsport, el cine, videojuegos y la historia, incluso se desfoga de vez en cuando al volante de un kart o un simulador.