El pasado 5 de febrero de 2013, a las 18.15 horas, agentes de la Guardia Civil de Alcañices–Zamora– pararon a F. L. B., que conducía una 'Mitsu' Canter por la travesía de Rabanales. En la parte de atrás del camión llevaba aluminio, chatarra, baterías, ruedas, envases de aceite y electrodomésticos, todo ello esparcido por la zona de carga, sin atar. Además de que la práctica totalidad de estos elementos podían caerse al asfalto al no estar sujetos así como salir despedidos en caso de frenada de emergencia, el conductor incumplía otro requisito más del código de circulación: carecer de la licencia para gestionar residuos peligrosos. Así que los guardias le sancionaron con una multa de 900 euros.

Pasados los días, hasta el hogar de una familia gallega llegó una carta administrativa con la correspondiente denuncia. En un primer momento, los padres pensaron que podría haber sido culpa del cabeza de familia puesto que se dedica al transporte de mercancías peligrosas, pero no; era para su hijo Fernando de cinco años. La coincidencia en que éste se llama igual que el infractor había sido pasado por alto. Se podría haber evitado el problema de comprobar el DNI, pero los miembros del cuerpo armado no lo hicieron, como bien ha quedado reflejado en la hoja de la multa, cuyo campo estaba vacío.

La familia del pequeño Fernando ha tenido que demostrar ante las autoridades pertinentes que él no podía haber sido ya que es menor de edad. El crío tiene abierta una cuenta en el banco que ha sido embargada. La madre, según ha declarado a La Voz de Galicia, está segura de que si los agentes hubiesen parado a su hijo conduciendo una camioneta, en lo que menos se hubiesen fijado es en los residuos porque “¡Tiene cinco años!”.