Encuadrado dentro de la categoría BGC/G, la de berlina está equipada únicamente con un motor 2.0 TSI de cuatro cilindros con turbo e inyección directa como el modelo de serie, aunque con una serie de reformas para disparar su rendimiento a costa de sacrificar su durabilidad, como es habitual en los coches de competición, este Volkswagen Jetta GLI ha triunfado en el salar de Bonneville.
Todas las modificaciones han sido realizadas por THR Manufacturing en Ventura, California y el objetivo de esta preparación es claro dado que se trata de superar las 200 millas por hora –poco más de 320 kilómetros/hora– y tal y como anuncia desde esta empresa su director ejecutivo Tom Habrzyk “Los niveles de potencia necesarios para establecer registros son muy altos”.
Entre las modificaciones, este Jetta GLI cuenta con un interior completamente vaciado. Solo se incluyen un bacquet, arneses de seguridad y jaula anti-vuelco, unido a una carrocería de fibra y diseño aerodinámico, suspensión rebajada, neumáticos Goodyear Eagle especiales y otras argucias técnicas como un autoblocante mecánico que refuerza su capacidad de tracción o un paracaídas trasero que se despliega para frenar el vehículo a alta velocidad.
La potencia extraida del motor gasolina ronda los 600 caballos. El bloque es un EA888 de 2 litros turboalimentado y de inyección directa de 4 cilindros. A pesar de que se cambiaron multitud de componentes internos, como los pistones, turbocompresor y escape, el bloque y el cigüeñal no sufrieron modificaciones.
Como hemos comentado, el tema de la aerodinámica también se trabajó aunque en palabras del propio Tom Habrzyk “El Jetta tiene una ventaja sobre lo que hemos hecho en el pasado”.
Finalmente el Jetta GLI consiguió una velocidad en recta en las salinas de Bonneville de 210,16 millas por hora, unos 338 kilómetros/hora, lo que ha supuesto romper su record de la World of Speed de la Utah Salt Flats Racing Association.