“Conducir un Volvo Polestar es una experiencia muy especial. Por eso hemos decido extenderla a un mayor número de conductores de Volvo, dedicando todos nuestros recursos al desarrollo de Polestar, que será el nombre de la versión de nuestros vehículos más potentes”. Con estas palabras, Håkan Samuelsson, presidente y director ejecutivo de Volvo Cars, anunciaba la compra de Polestar Performance AB, empresa dedicada al alto rendimiento, el software especializado y la postventa de material de tuning, dejando al margen la división de competición, que seguirá siendo independiente y cambiará de nombre (al frente seguirá Christian Dahl, anterior propietario de Polestar).

Con este movimiento estratégico, Volvo va a tener su propia empresa de altas prestaciones al estilo AMG de Mercedes o M Motorsport de BMW, algo que los aficionados reclamaban desde hace tiempo para estar a la altura de los deportivos retocados por los departamentos antes citados. No obstante, desde 1996, Volvo y Polestar han firmado diversos acuerdos de colaboración, pero ahora su relación va a ser plena.

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Para este año, las previsiones de ventas son de 750 unidades en total de los Polestar del V60 y del S60 (imagen superior), ambos con un bloque gasolina T6 de 350 caballos, si bien para 2016 se espera que aumente la entrega de vehículos entre 1.000 y 1.500 coches en todo el mundo. Para alcanzar esto mismo se va a ampliar la familia Polestar con versiones de los XC60 y XC90, incluidas las variantes híbridas que poco a poco van a llegar a los concesionarios. Asimismo, se venderán kits postventa para aumentar el rendimiento mecánico.