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La vida personal no sólo se limita al hogar de uno. Nuestro día a día está lleno de desplazamientos más o menos pequeños hacia esos lugares que nos permiten ganarnos el salario, hacer acopio de lo que necesitamos o pasar unas cuantas horas entretenidos y alejados de nuestras preocupaciones.
Pero sucede que, a veces, ciertos entornos habitados poseen pocas o ninguna conexiones de transporte público, volviendo imprescindible el uso de los medios personales para esos desplazamientos. También por otro lado, con el paso del tiempo, los estragos de la edad comienzan a poner inevitables barreras que limitan la movilidad a las personas mayores. Cubrir estas necesidades parece ser el objetivo del Honda CI-MEV.
La idea de la 'inteligencia cooperativa'
Junto al resto de propuestas que expone en el Japan Mobility Show, Honda ha traído a la muestra nipona esta curiosa idea de vehículo autónomo pensado para todos aquellos que, por diferentes razones, ven limitada su vida cotidiana a un corto radio de distancia alrededor de sus domicilios. Un problema, mitad demográfico y mitad geográfico, que sufren a diario muchos habitantes del país del Sol Naciente.
El Honda CI-MEV es el último miembro de la familia CI de vehículos de micromovilidad. Se trata de un microcoche eléctrico de aspecto cúbico y con capacidad para dos ocupantes. Puede conducirse ya que dispone de volante, pedales y espejos retrovisores, pero está diseñado fundamentalmente como un vehículo autónomo de nivel 4, de manera que cualquier persona pueda simplemente subirse a él, comunicarle su destino y dejarse llevar hasta allí.
Su tecnología automatizada se apoya en seis cámaras que vigilan el entorno cercano en 360º alrededor del coche. Pero a diferencia de otros vehículos de su tipo, las cámaras del CI-MEV (y sus respectivos sensores) están vinculados a una plataforma inteligente capaz de interpretar lo que ocurre en los alrededores, desde las señales de tráfico hasta la actitud en el movimiento de peatones y vehículos.
De este modo, y haciendo uso de lo que Honda denomina 'inteligencia cooperativa', el CI-MEV puede 'responder' a su entorno con acciones sencillas como detenerse ante un semáforo en rojo pero también puede, por ejemplo, ceder el paso a ciertas personas y vehículos si 'considera' que tienen prisa, aun teniendo él la prioridad.
Así, haciendo gala de una conducción autónoma defensiva y comunicativa, el CI-MEV estaría capacitado para lograr la misión que le encomiendan sus creadores: llevar a sus pasajeros a nuevos lugares por descubrir y hacerlo más rápido, más lejos y de forma casual, expandiendo su 'radio vital' y favoreciendo las relaciones interpersonales.