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Este sorprendente Rolls-Royce ha sido creado por Travis Yang, un estudiante de diseño de solo 19 años de Pasadena, California, Estados Unidos. El proyecto es inviable para la marca pero es un excelente ejercicio de imaginación para explorar una nueva forma de lujo, en especial en un terreno en el que una marca como Rolls-Royce seguramente no entraría nunca. Pero siempre cabe la posibilidad de que un fanático de la marca quiera hacerlo realidad a cualquier precio.
Yang ha bautizado su creación como Rolls-Royce Britannia, un pick-up de 5,5 metros de largo, es decir, 14 centímetros más que un Cullinan, y un habitáculo solo para dos pasajeros. Sus proporciones son impactantes, con un inmenso capó delantero y una gran caja de carga trasera recubierta de madera negra. El diseñador quería darle un estilo diferente, una mezcla entre un GT, un SUV y un yate, por lo que su silueta muestra unas proporciones poco usuales. El capo delantero se abre en dos alas longitudinales que se sujetan con correas, un guiño a una solución del pasado.
Descomunal pero eléctrico
El joven estudiante de diseño ha imaginado este Rolls “imposible” como un eléctrico, por lo que su interminable morro ocultaría también varios espacios de carga con una generosa capacidad, seguramente mayor que la de la propia caja trasera. Su enorme altura libre al suelo se debe al empleo de ejes de portal o ejes-pórtico, es decir, con el palier atacando la rueda desde una posición más elevada, no desde el centro, para conseguir esa mayor distancia libre.
En su silueta encontramos códigos de diseño inevitables en un Rolls-Royce como su parrilla tipo panteón y el inconfundible Espíritu del Éxtasis, aunque con unas proporciones y unos detalles para el frontal mucho más vanguardistas. Lo sorprendente son elementos nunca vistos antes en un modelo de la marca, como la batería de luces led sobre el techo o los marcados pasos de rueda trapezoidales, unidos por unos estribos laterales iluminados.
La resolución de la parte trasera también es digna de mención porque resulta especialmente llamativa y a la vez elegante en un vehículo de este tipo. Bajo la cubierta de madera se esconde una cama, aunque dudamos que un potencial cliente del Britannia llegara a utilizarla. La pregunta es cuánto costaría hacer un Rolls-Royce Britannia teniendo en cuenta que cada uno de los Rolls-Royce Boat Tail, que utilizaba la plataforma del Wraith, costaba 23 millones de euros.
Más de 30 años dedicado al periodismo del motor y el estilo de vida que siempre ha acompañado al automóvil, primero como director de tres publicaciones y ahora como colaborador. Por mucho que se empeñen en hacernos creer que los coches son simples instrumentos de movilidad, para mí son verdaderas obras de arte que provocan emociones y el primer artefacto moderno que proporcionó a la mayoría de la humanidad una forma real de libertad y de conocimiento de otros mundos, mucho antes de que existiera Internet.