Sufrimiento es la mejor palabra para definir el primer fin de semana de Antonio Giovinazzi como piloto de la Fórmula E. El italiano recaló en la categoría de coches eléctricos después de que Alfa Romeo anunciara que no iba a continuar con ellos como piloto de Fórmula 1, para sustituirle posteriormente por Guanyu Zhou. Ya en los test de pretemporada disputados en Valencia, se vio claramente que el piloto apoyado por Ferrari no iba a tener por delante un camino de rosas, y las sensaciones se han confirmado tanto ayer como hoy en las dos primeras rondas del campeonato, celebradas en Ad-Diriyah.

Último y lejos de su compañero

Y es que, en su llegada a Arabia Saudí, Giovinazzi tenía muchas papeletas para que la primera experiencia con la Fórmula E en el debut de su octava temporada fuera, cuanto menos, complicada. En primer lugar, y continuando con los test, por la difícil adaptación que el italiano está afrontando a unos coches difíciles de pilotar en algunos puntos, especialmente en la frenada. En el campeonato eléctrico, los coches no tienen apenas aerodinámica y, por tanto, no pueden disfrutar del agarre que sí está presente en la Fórmula 1, y del que el italiano sí gozaba con su Alfa.

Por otra parte, el equipo no era, ni mucho menos, el más indicado. Fue Dragon Penske quien optó por contar con los servicios de Giovinazzi, una escudería que, a pesar de contar con el mítico apellido de Roger Penske, cuenta con un monoplaza prácticamente condenado a ocupar las últimas posiciones de la parrilla a pesar de la igualdad reinante. Y esto, en buena parte, por la mala gestión del hijo del dueño de la IndyCar y de Indianápolis, Jay Penske.

La situación, por tanto, era un caldo de cultivo para llegar precisamente a la actuación que ha desempeñado Giovinazzi en estos dos días de competición. El viernes, de cara a la primera carrera, clasificó último, a casi un segundo y medio del mejor crono de su grupo de calificación. Ya en carrera, el ritmo fue completamente inexistente y acabó último, a 26 segundos del siguiente en la tabla y a 40 segundos de su compañero de equipo, Sérgio Sette Câmara. Todo ello en una carrera de apenas 45 minutos.

Y este sábado la cosa apenas cambió. En clasificación finalizó penúltimo gracias a que Sam Bird ocupó la última plaza del grupo después de sufrir un accidente, aunque acabó a menos de una décima del siguiente clasificado. En carrera, una buena salida le hizo ganar algunas posiciones, pero pronto las perdió para volver a acabar condenado a cerrar la tabla.

Un inicio duro para Giovinazzi que, aunque tenga talento de sobra para poder mejorar su situación especialmente una vez que consiga hacerse al coche, tendrá que sudar bastante para conseguirlo. Su próxima cita con el campeonato será dentro de dos semanas, en la Ciudad de México.