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Inasequible, casi podría decirse impertérrita al correr de los tiempos, Ferrari es una marca de tradiciones. Tradiciones que forjaron su identidad y que llevan 76 años manteniéndola como el fabricante de automóviles más reconocido (y reconocible) del mundo.
Sin embargo, caer de cuando en cuando en alguna 'modernez' como, por ejemplo, contar desde dentro tus aventuras en las carreras no está nada mal, y mucho menos si el resultado es tan bueno como este 'The Red Line', un documental en dos partes que Ferrari ofrece en su canal oficial en YouTube y que narra su camino hacia la victoria en las 24 Horas de Le Mans de este año.
La crónica de un regreso de ensueño
En el lejano 1965, Ferrari tuvo que fiarlo todo a la fogosidad de un joven Jochen Rindt y al buen criterio de su equipo filial NART y de Luigi Chinetti, desde el garaje pero con el bagaje de quien también luchó y venció en la pista. Aquella historia, épica y agridulce a partes iguales (que, si te manejas bien en inglés, te recomendamos que la disfrutes en la web de nuestros compañeros estadounidenses de Road & Track) supuso el colofón a su dominio en Le Mans. Hasta entonces, nadie había sido capaz de firmar una racha de triunfos semejante en la prueba francesa.
Este 2023 ha sido el año del regreso del cavallino a la resistencia. Un regreso ciertamente prometedor tras las primeras pruebas del WEC pero que tenía en Le Mans una doble cita con la historia, con la de la centenaria carrera y, claro, con la suya propia.
Y aunque mucho ha cambiado en tantas décadas, hay costumbres que nunca cambian. The Red Line arranca ya en el primer gran acontecimiento en la semana de Le Mans, la ceremonia de las verificaciones técnicas que se celebra en el centro del pueblo. Un punto de partida al que siguen los mil y un preparativos lógicos de un equipo con seis visibles pilotos y, tras ellos, más de un centenar de almas más o menos anónimas.
Las prácticas de pit stop y los obligados compromisos con los VIPs dan paso, antes de que nos demos cuenta, a los entrenamientos libres y las rondas de clasificación. Las declaraciones distendidas a la cámara y los calmados posados publicitarios son eclipsados por las acciones rápidas y calculadas, casi militares, de los mecánicos y los concisos mensajes de radio.
Los dos 499 P buscan la máxima velocidad y la encuentran, logrando la 'pole position' para el número 51 y, en una de esas maniobras que sólo pueden favorecer los fríos números de la telemetría, consiguen solucionar desde boxes el inconveniente pinchazo del número 50, que entra en segundo lugar. Un 1-2, y los volantistas rojos se dan un baño de masas en el 'Drivers' Parade' del viernes por la mañana. Ferrari está de vuelta en Le Mans.
La segunda parte del documental, publicada estos días, comienza el sábado con un equipo ya en alerta máxima y preparado para afrontar la carrera. Las últimas firmas de autógrafos son mecánicas, apresuradas. El 'briefing' final es sumamente conciso. Como los buenos marinos de combate, todos a sus puestos y a entregar lo mejor de sí mismos, mientras las legiones de fans que llenan el circuito esperan, observan, comentan, ríen, se acomodan y también se emocionan.
Comienza la carrera y, como buena prueba de resistencia, la acción se subdivide en múltiples focos, y todos los detalles importan por nimios que parezcan. Equilibrar las demostraciones de fuerza y la paciencia para abatir a los rivales, procurar con descansos, ejercicios y calentamiento que los pilotos que no están conduciendo se mantengan con ese necesario pico de tensión y tener a mano los neumáticos de lluvia. Porque en Le Mans la lluvia es tan segura como el anochecer.
La oscuridad no concede un respiro, más bien ejerce una presión extra cuando el número 50 debe entrar en el garaje con un problema de alimentación de combustible. Pierde sus opciones de victoria, pero también las pierde en un accidente repentino el primero de los Toyota, los únicos que hasta ahora amenazaban la victoria.
Por supuesto, el final de este documental no pierde la ocasión de recordar el momento que tuvo al mundo en vilo, cuando tras la última parada el 51 necesitó un 'reseteo' para poder arrancar a falta de apenas media hora del final. Cosas de los coches 'digitales' que, felizmente, no impidieron al Imperio Rojo volver a conquistar la que fue la carrera favorita de Enzo Ferrari. Y un recuerdo que ahora, gracias a la magia de Internet, puedes revivir todas las veces que quieras, en función de lo 'tifossi' que seas.
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Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.
