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Ahora que está tan de moda decir que tal o cual cosa te hará explotar la cabeza (y sí, nosotros también caemos de vez en cuando en esa muletilla), vamos con una explosión mental de las buenas. Se llama Engler V12, es lo último del constructor artesanal Engler Automotive y, aunque parezca un seductor roadster, en realidad es una motocicleta. O bueno, no debería serlo porque ninguna moto es tan ancha, pero sí lo es porque se maneja mediante un manillar.
Este inclasificable artefacto es el último producto de la imaginación de Viktor Engler, un empresario que, en su día, decidió armarse una especie de quad deportivo para el asfalto con el motor V10 de un Audi R8. Aquel invento encontró su público y, ahora, un anónimo cliente ha desafiado a Engler para construir un sucesor que fuera todavía más brutal. Y aquí lo tenemos, y no sabemos si felicitarle o maldecirle por haber recogido el guante.
La auténtica 'Suicicleta'
A decir verdad, la disruptiva visión de Viktor Engler merece su debido respeto: en esta era de downsizing galopante, para no perder las auténticas sensaciones deportivas quizá lo más sensato sea reducir todo lo que rodea al motor, convirtiéndolo en el epicentro de la máquina.
En el caso del Engler V12, como su nombre ya nos indica, ese núcleo es un titánico bloque de doce cilindros en V cuya procedencia no se ha revelado (nosotros, a título de redacción, nos inclinamos por Lamborghini). Eso sí, sabemos que entrega la descomunal potencia de 1.184 CV y unos hercúleos 1.200 Nm de par, y que está unido a una sofisticada transmisión de doble embrague ultracompacta, diseñada y construida ex profeso por los técnicos de la marca.
Todo lo que rodea este conjunto se ha proyectado con la ligereza como máxima, partiendo de un monocasco en fibra de carbono y revestido con piezas impresas en 3D utilizando un derivado de carbono y grafito. Las llantas, de 20 pulgadas, están ejecutadas en magnesio.
Engler afirma con rotundidad que el V12 puede acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 2,5 segundos y su velocidad punta llega hasta los 400 km/h. No nos atreveremos a poner en duda estos números pero, ciertamente, a esas velocidades y bajo esas aceleraciones las leyes de la física deberían poner en ciertos aprietos al piloto y al posible pasajero. Porque sí, a la guisa de una moto, la parte central del vehículo acoge la zona donde piloto y paquete prácticamente se tumban boca abajo en tándem, a fin de oponer la menor resistencia al viento.
Engler construirá sólo 20 V12 o, mejor dicho, sólo 19, ya que el propio Engler se reservará una unidad para sí mismo. No le culpamos: los visionarios también tienen derecho a disfrutar de sus visiones.
Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.
