Pocas veces un piloto de carreras y su motorista se han llevado tan bien, y se llevarán tan bien, como lo hicieron Ayrton Senna y Honda. Una relación ejemplar de respeto mutuo y amistad jalonada, a un lado, por los tres Campeonatos del Mundo de Fórmula 1 que el astro brasileño conquistó con sus motores, y al otro por las impagables perlas de feedback que Senna aportó en el desarrollo de los modelos de calle más deportivos de la marca nipona.

De entre ellos el Honda NSX es el que, sin duda, guarda la mayor impronta del añorado piloto carioca. Un deportivo biplaza sin concesiones con un poderoso V6 atmosférico en posición trasera central, una silueta en cuña afilada como sólo saben hacerlo los maestros katanakas y un chasis pensado para las trazadas perfectas, con el toque de quien era capaz de mantener con su monoplaza una peligrosa danza vuelta tras vuelta. El ingrediente secreto de un automóvil que supo convertirse en un icono en sí mismo y sumarse a la avalancha de deportivos japoneses que inundaron el mercado en la década de los noventa.

Tan prendado quedó el bueno de Ayrton por el NSX, que llegó a poseer varias unidades. De estas últimas, la que alcanzó la fama fue una de color rojo que protagoniza junto a él una de esas escasas imágenes de su vida personal, donde Senna lo lava con una manguera como cualquier hijo de vecino. Tras el fallecimiento del piloto, en aquel primero de mayo de 1994 donde la Fórmula perdió el 1, este mismo NSX pasó por diferentes manos y terminó cayendo en las de un coleccionista británico que, ahora, lo pone a la venta.

Un coche de leyenda, por partida doble

Tal y como relata el todavía propietario del Honda NSX, Robert McFagan, el coche pasó a su poder en 2013 mientras realizaba un viaje de placer en el Algarve portugués, y desde entonces lo conservó en perfecto estado en su finca de East Sussex, en el Reino Unido.

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La procedencia del NSX, que todavía se refleja en su matrícula original de números moldeados en blanco sobre fondo negro, no es un azaroso capricho ya que Senna poseía una residencia en Portugal donde solía pasar buena parte de su tiempo libre entre temporadas de Fórmula 1, y lo utilizaba en sus desplazamientos gracias a una cesión de la filial de Honda en el país.

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Además de la mencionada fotografía, este NSX rojo apareció en 1992 en algunas escenas de Racing is in my Blood, la primera película documental sobre Senna filmada muchos años antes de la cinta biográfica Senna de Asif Kapadia. Asimismo, como hito más reciente, estuvo presente en 2019 en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari de Imola como parte de los actos por el 25 aniversario de la muerte del piloto.

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Sin haber perdido ni un ápice de vivacidad en su pintura Rojo Fórmula, y con 62.900 km en el marcador, este Honda NSX tan especial busca ahora un nuevo dueño a un precio de 500.000 libras esterlinas, o 582.215 euros al cambio. En esta ocasión, lo de encontrar alguien que aprecie su procedencia lo damos por sobreentendido: a pesar de que la cotización de los NSX alcanza hoy cifras astronómicas, éste en concreto es un capricho reservado únicamente para los Sennistas más adinerados.

Lettermark
Diego García

Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.