La casa de subastas estadounidense Gooding and Company adjudicó un Toyota 2000 GT blanco de 1967 por 1.155.000 dólares -cerca de 1.040.000 euros- en la subasta de Pebble Beach 2014. La empresa aspira a anotar una cifra muy similar con otra unidad del famoso deportivo nipón en la de 2015 que tendrá lugar este fin de semana. En concreto, entre 800.000 y 1.000.000 de dólares -aproximadamente 720.000 y 900.000 euros-.
El ejemplar que saldrá a la palestra es también de 1967 y tiene el código de chasis MF10-10193. Como el de 2014, pertenece al reducido grupo de 84 2000 GT fabricados con el volante a la izquierda -en total se construyeron 337 entre 1966 y 1968-. Si el anterior inició su vida en América, este fue importado a Suiza en 1969 por el distribuidor oficial de Toyota en el país, Emil Frey AG.
Estuvo en el antiguo local Garage des Nations de Ginebra desde el 30 de enero de aquel año hasta agosto de 1971, momento en el que se entregó a su primer dueño, Hans-Peter Meier. Otros dos coleccionistas, ambos suizos, adquirieron el coche en 1978 y 1979, respectivamente, hasta que en 1982 llegó a manos de la persona que lo quiere subastar.
Gooding no señala su kilometraje, pero sí asegura que el propietario se preocupó de que lo restauraran concienzudamente en varias ocasiones. Un rejuvenecimiento realizado en 1993 le permitió utilizarlo en exhibiciones de coches antiguos e incluso rallyes.
El más reciente, efectuado en 2014, puso a punto prácticamente toda la mecánica y eléctrica del vehículo para que pudiese circular con normalidad. Además, se remozó la carrocería y el interior, dándole el lustre original a detalles como los paneles de palisandro, material incorporado por Yamaha -autora igualmente de piezas como la culata de aluminio con doble árbol de levas- y que ya usaba en sus pianos.
Los trabajos de reconstrucción del motor de 152 CV figuran en uno de los documentos originales que se incluyen en el lote. Este 2000 GT conserva su configuración cromática de fábrica y en estos últimos 33 años siempre se ha cuidado con el máximo mimo. Una joya para quien pueda permitírselo y quiera emular a James Bond en Solo se vive dos veces -si bien el que conducía Sean Connery era una exclusiva conversión en descapotable-.
