El Gran Premio de Singapur es una de las carreras más exigentes de la temporada. La complejidad del circuito de Marina Bay, con sus 23 curvas que apenas permiten descanso debido a las escasas rectas del trazado, además de la longitud de la prueba y de las condiciones extremas en las que se disputa, se convierten en todo un desafío físico para los pilotos.

La hidratación es el mayor aliado en este tipo de condiciones, pero un fallo en el sistema puede hacer que la carrera sea toda una pesadilla. Fue el caso de Valtteri Bottas, quien no pudo beber agua durante toda la prueba. Si bien el inicio fue menos exigente gracias a la lluvia, las temperaturas en el ‘cockpit’ suelen llegar a los 60 grados y los pilotos pueden perder hasta tres kilos durante el desarrollo de la carrera, por lo que el finés tuvo que enfrentarse a una tarea muy complicada en su camino para subir al podio.

Solo pude beber un par de gotas. Afortunadamente, hubo un poco de lluvia al comienzo y pilotar en mojado no es tan exigente físicamente porque las fuerzas G no son tan grandes y las temperaturas son más bajas. Al final de la carrera, puede beber un poco más”, explicó Bottas al finalizar la carrera a Channel 4.

El piloto de Mercedes sufrió tal deshidratación que comenzó a tener problemas de visión en las vueltas finales de la prueba. “Ahora me siento bien, pero al final de la carrera pude sentir que mi visión no era tan clara como debería. El ser humano puede hacer cosas alucinantes siempre que no se rinda”, admitió Bottas.

No es el primer caso en el que un piloto no puede beber agua en las condiciones extremas de los países del sureste asiático. El más memorable fue el de Fernando Alonso en el Gran Premio de Malasia de 2005, cuando apenas pudo celebrar la victoria en el podio debido a la deshidratación, con el añadido de que el asturiano se levantó con fiebre el día de la carrera.