La Fórmula 1 no es una categoría que destaque por ofrecer segundas oportunidades. El tren para poder pasar a formar parte de la parrilla de la competición considerada como la cúspide del automovilismo solo suele pasar una vez y son muy pocos los que han podido disfrutar de un segundo intento para ser unos de los afortunados 20 pilotos que han encontrado un lugar en Fórmula 1.

El caso de Red Bull es un claro ejemplo de lo complicado que resulta hacerse un hueco en el Gran Circo. Su programa de jóvenes pilotos ha permitido descubrir grandes talentos, pero también se ha deshecho sin piedad de todos aquellos que no cumplían con las siempre altas expectativas de la estructura de las bebidas energéticas, dejándoles a su suerte para buscarse la vida en el mundo del motor.

Los éxitos cosechados por un adolescente con un aspecto más parecido al de una estrella del rock que al de un piloto de carreras en Nueva Zelanda llamaron la atención de Red Bull. Brendon Hartley fue segundo en la Fórmula Ford y tercero en la Toyota Racing Series antes de que de que la estructura austriaca se interesara por él para realizar un test con un Fórmula BMW en el circuito de Estoril en octubre de 2005. Con apenas 15 años, Hartley cruzó el planeta y tuvo 20 vueltas para demostrar su valía en el trazado portugués junto a otros 19 pilotos. La prueba fue un éxito y Red Bull decidió incorporarle a su Junior Team de inmediato, al igual que otros tres candidatos entre los que se encontraba el español Jaime Alguersuari.

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Hartley tuvo que abandonar su Nueva Zelanda natal y alejarse de su familia y amigos para instalarse en Alemania en 2006. Para comenzar su andadura en Europa, Red Bull decidió colocarle en varios certámenes de Fórmula Renault 2.0. Después de una temporada de adaptación, en 2007 Hartley se hizo con el campeonato en la Eurocup sumando cuatro victorias y ocho podios y fue tercero en la competición italiana, compitiendo en ambas categorías de la mano del equipo español Epsilon. También participó en el Masters de Fórmula 3, donde finalizó en una destacable cuarta posición en una carrera ganada por Nico Hulkenberg. Al final del año, Hartley compitió por primera vez en el Gran Premio de Macao y terminó la carrera principal en 12º lugar.

Estos resultados dejaron muy satisfecha a la cúpula de Red Bull, quienes decidieron que Hartley diera el salto a la entonces realmente competitiva Fórmula 3 británica en 2008. Recaló en el todopoderoso equipo Carlin teniendo a Alguersuari como uno de sus compañeros en la estructura. La parrilla de esa temporada tuvo un gran nivel con pilotos como Sergio Pérez, Oliver Turvey y Marcus Ericsson; que fueron aspirantes al título. Red Bull tenía grandes expectativas puestas en Hartley, pero una serie de errores e incidentes, incluyendo un choque con Alguersuari en la primera carrera que tensó la relación entre ambos, afectaron a sus opciones para hacerse con el campeonato. Finalmente, Hartley tuvo que conformarse con la tercera posición en la general mientras veía cómo Alguersuari se proclamaba campeón en la última carrera del año.

El paso por la Fórmula 3 británica dejó a Hartley con un amargo sabor de boca que pudo compensar en el Gran Premio de Macao. Después de sufrir un accidente en la carrera de clasificación, comenzó la prueba principal desde la 20ª posición. Una remontada en un circuito donde es tan complicado de adelantar parecía improbable, pero Hartley fue aprovechando los incidentes y las sanciones que recibieron algunos pilotos que tenía por delante para terminar la carrera en un impresionante tercer lugar. Su esfuerzo no pasó desapercibido para Red Bull, quien decidió darle la oportunidad de subirse a un Fórmula 1 en Jerez en sustitución del lesionado Mark Webber después de realizar algunas pruebas a lo largo del año.

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Red Bull decidió que Hartley compaginara entre la Fórmula Renault 3.5 y la Fórmula 3 Euro Series en 2009. Sus resultados en ambas categorías dejaron mucho que desear y en la competición de Renault fue claramente batido por Alguersuari. Hartley recibió un duro golpe cuando el español fue el elegido para ocupar la vacante dejada por Sebastien Bourdais en Toro Rosso. La estructura que tanta confianza había depositado en él se había decantado por un piloto que había sido descubierto al mismo tiempo que él y esto tuvo un gran efecto en el rendimiento de Hartley a pesar de participar con Toro Rosso en los test invernales de Jerez en su labor como piloto reserva.

Hartley repitió en la Fórmula Renault 3.5 en 2010, pero no se pudo reponer del golpe que supuso el ascenso de Alguersuari. Los resultados no mejoraron y volvió a ser claramente superado por su compañero de equipo, Daniel Ricciardo. La paciencia del departamento deportivo de Red Bull, bajo las órdenes de Helmut Marko, se agotó a mitad de año, pero el equipo de Fórmula 1 estaba encantado con su trabajo en el simulador. Una parte de la estructura quería que Hartley siguiera formando parte de Red Bull, pero otra se había cansado de darle oportunidades.

Finalmente, tras lo que pareció ser una guerra departamental, Hartley fue expulsado del Junior Team en julio sin contar con la opinión de la estructura de Fórmula 1. Formaba parte de una generación dorada del programa de jóvenes pilotos junto a Ricciardo, Carlos Sainz, Daniil Kvyat y Jean-Eric Vergne; pero él se había quedado fuera y su sueño de pilotar en Fórmula 1 se desvanecía.

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Después de quedarse sin dónde ir, Hartley participó en las últimas dos rondas de la GP2 Series y en 2011 fue rescatado por Gravity Sports Management, el programa de desarrollo de pilotos asociado a Lotus dirigido por Eric Boullier. Gravity le dio la oportunidad a Hartley de disputar la temporada completa de la Fórmula Renault 3.5 y de volverá participar en las dos últimas citas del año de la GP2, pero volvió a quedarse solo al terminar la campaña.

Un par de citas sueltas de la GP2 volvieron a ser su destino al principio de 2012, pero Hartley no sabía si iba a poder volver a competir al no tener donde ir. Parecía que su carrera deportiva estaba cerca de llegar su fin cuando recibió la llamada de Greg Murphy, propietario del recién fundado equipo de resistencia Murphy Prototypes. Hartley aceptó la oferta y su rendimiento no decepcionó al lograr subirse al podio en su primera carrera de resistencia, las 6 Horas de Spa. El buen hacer de Hartley convenció al equipo para permitirle participar en las 24 Horas de Le Mans, aunque tuvieron que retirarse de la prueba.

2012 fue también el año en el que Mercedes se interesó por Hartley para convertirse en piloto de pruebas del equipo de Brackley. Al igual que en Red Bull, su excelente trabajo en el simulador fue altamente valorado y la estructura decidió recompensar su labor dándole un asiento en el test de jóvenes pilotos que tuvo lugar en Magny Cours, manteniendo así vivo su sueño de correr en Fórmula 1.

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Hartley compaginó su trabajo en el simulador de Mercedes con carreras de resistencia durante dos años. Su participación en Petit Le Mans en 2012 le permitió ganarse un sitio en el equipo Starworks para competir en 2013 en la Grand-Am, donde su rendimiento a pesar de su poca experiencia en resistencia también impresionó a muchos. Hartley tuvo actuaciones en la European Le Mans Series junto a Murphy en las que llegó a rodar entre uno y tres segundos por vuelta más rápido que el resto de pilotos incluso sufriendo problemas en el vehículo.

Un rendimiento así tenía que llamar la atención de algún fabricante de LMP1. Porsche se interesó por Hartley principalmente por su experiencia en el simulador de Mercedes para su regreso a la principal categoría del WEC a pesar de su corta trayectoria en resistencia. Muchos dudaron de si un piloto tan joven estaría preparado para tal cometido, pero contaba con la fe ciega de todos los que trabajaron con él en Murphy, quienes estaban tan contentos con Hartley que incluso Greg se hizo una sábana con una foto.

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La relación Porsche - Hartley no ha traído más que éxitos y el regreso de una afiliación con Red Bull como deportista de la marca. Junto a Mark Webber y Timo Bernhard, se proclamó campeón del mundo de resistencia en 2015 y finalizó las 24 Horas de Le Mans en segunda posición. Después de una temporada más complicada en 2016, Hartley consiguió su esperada victoria en Le Mans junto a Bernhard y su compatriota Earl Bamber en 2017 y actualmente el trio va camino de hacerse con el campeonato del mundo. Una gran madurez y un ritmo realmente rápido, que incluso en ocasiones ha sido mejor que el de un piloto consolidado como André Lotterer, convirtieron a Hartley en uno de los mejores pilotos de resistencia del mundo.

El anuncio del abandono del programa de LMP1 por parte de Porsche podía haber dejado a Hartley de nuevo en la calle, pero ha suscitado el interés de muchas marcas. Honda es quien parece que tiene atado al ‘kiwi’ para colocarle en el segundo asiento de Ganassi en IndyCar, pero la vacante para el Gran Premio de Estados Unidos de Toro Rosso, a quien el suministrador japonés motorizará en 2018, trastocó los planes.

Red Bull ha dado una insólita segunda oportunidad a Hartley para cumplir con su sueño de pilotar en Fórmula 1, aunque sea solo por una carrera. De esta forma, se convierte en el noveno piloto neozelandés de la historia y en el primero que participa en una cita de la categoría desde Mike Thackwell en 1984. Dependiendo de su rendimiento, Franz Tost se ha mostrado abierto a la posibilidad de contar con él para la alineación de 2018 en Toro Rosso y Honda, con intereses en Hartley, tendrá mucho que decir en esa decisión. Independientemente de lo que ocurra, el ‘kiwi’ de 27 años tiene un gran futuro por delante ya sea en Fórmula 1 o en IndyCar, o incluso en otra categoría como el IMSA, pero primero querrá demostrar su gran talento en la prueba de fuego que supone subirse a un Fórmula 1 a mitad de campaña.

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