Daniel Ricciardo sumó una apoteósica victoria en el Gran Premio de Mónaco. A pesar de que un problema relacionado con el MGU-K le dejó con seis marchas operativas en su Red Bull, el piloto australiano consiguió aguantar el tipo para cruzar la línea de meta en primera posición, quitándose así la espina de lo sucedido en la edición de 2016, cuando una mala parada terminó con sus opciones de ganar.

“No podía esperar a que las luces del semáforo se apagaran hoy. La salida fue bien y simplemente quería terminar la carrera. Cuando salí de una de las curvas, noté una pérdida de potencia. Quería cerrar los ojos y ponerme a llorar, pero terminamos la carrera”, declaró Ricciardo una vez se bajó del coche, donde no pudo evitar que se le escaparan las lágrimas.

“Dos años después, parece que la redención ha llegado. No sé si se habrá visto por televisión, pero hemos tenido mucho que hacer durante la carrera. Antes de la mitad, sentí el bajón de la potencia y pensaba que la carrera se había terminado para nosotros. Quiero dar las gracias al equipo porque estoy impresionado por cómo han gestionado todo”, añadió.

El domingo fue un gran día para Ricciardo, quien estuvo apoyado por varios aficionados australianos que se desplazaron hasta Mónaco para apoyar al ‘aussie’. Tuvimos algunas dudas durante la carrera, pero podemos decir que hemos ganado en Mónaco. Me siento genial. Quiero dar las gracias a los fans australianos que están aquí, he visto algunas banderas por ahí”, comentó.