Su temprana temporada en los karts cuando era niño, su ya casi olvidado debut en Minardi y su pilotaje al volante de un McLaren son momentos que pueden revivirse gracias a la colección personal de Fernando Alonso, que reúne los once coches de competición que acreditan sus más de diez años de experiencia en la Fórmula 1.

Nadie puede irse de la exposición del ‘Nano’ sin antes posar delante del Renault con el que Fernando llegó hasta lo más alto o al lado del Ferrari con el que estuvo a punto de lograrlo. Los 22.000 visitantes que ya se han dejado caer por esta legendaria muestra comparten gestos de respeto y admiración por las máquinas que quedaron parcadas bajo el podio en cada GP que Alonso recibía un galardón.

"Fiable y rápido" son las palabras con las que el asturiano define al coche con el que consiguió hacerse con su primer título de campeón del mundo en 2005. También fue el binomio perfecto para darle a Renault su reconocimiento como ganadores del mundial de constructores en esa temporada. Las apabullantes dimensiones del R25 (4800 mm x 1800 mm) ya auguraban una clara victoria para el equipo, compuesto por aquel entonces de Fernando Alonso y Giancarlo Fisichella. El V10 que encerraba el intestino de este bólido disputó un total de 19 pruebas, en las que anotó siete victorias, 15 podios y seis pole positions.

Un año más tarde, el equipo francés presentaba su nueva arma con el orgullo de poder dibujar el número 1 en su morro. Se trataba del R26, el responsable junto al talento de Fernando y de su equipo de volver a repetir los dos títulos de los que ya pudo alardear una primera vez. El asturiano se alzaba bicampeón del mundo, un título que le comparaba con pilotos de la talla de Mika Hakkinen, Emerson Fittipaldi o Graham Hill. Llegó entonces el momento de romper con su amigo Flavio Briatore y dejar la escudería, justo en el momento en el que el español estaba en lo más alto.

En 2007 parecía que los fans no acababan de acostumbrarse a sustituir el azul y el amarillo que siempre habían sido los colores de Fernando por el gris y el rojo de las "flechas plateadas". Fue preciso pasar de pilotar un Renault de apenas 600 kilos al McLaren, que alcanzaba los 620. Tanto el chasis como el motor del MP4-22 eran técnicamente perfectos. Las cuatro victorias y los 12 podios que obtuvo con este brillante coche le sirvieron a Alonso para estar más cerca de las puntuaciones de su compañero, Hamilton y de Raikkonen, que se hizo con el título ese año.

Sin embargo, el deportista asturiano no lo pudo conseguir con el R28 y el R29, que cerraron su estancia en Renault, un equipo del que no pudo sacar mayor provecho. Las posibilidades del monoplaza de 2008 no fueron explotadas hasta el GP de Hungría, a partir del cual las evoluciones realizadas hicieron que pasara de ser uno de los peores considerados de toda la parrilla a colocarse directamente detrás del Ferrari F2008 y del McLaren MP4-23.

La nueva filosofía de Renault para conseguir darle un coche ganador a Alonso en 2009 fue diseñar una máquina teniendo en cuenta las nuevas regulaciones aerodinámicas y con la intención de sacar el mayor rendimiento al sistema KERS y los neumáticos lisos de Bridgestone. Aunque fue fabricado como material para el título, sus resultados no reflejaron lo mismo registrando como mayor éxito una pole y una vuelta rápida de Fernando en Singapur.

La llegada a Ferrari en 2010 fue casi una recuperación para el abatido piloto, que se encontraba falto de victorias. Manejar un volante del legendario equipo dio a Fernando la fuerza que necesitaba. El artífice de este invento, el diseñador Aldo Costa, tuvo parte de la culpa de que Felipe Massa y el asturiano hicieran doblete en la primera carrera de la temporada, celebrada en Bahréin. Sin embargo, el resto del año los resultados no fueron los pretendidos en un principio. Cinco victorias y dos pole positions fue toda la historia que marcó este bólido.

Tras quedarse a las puertas del campeonato con el F10, la Scudería buscó mejorar su competitividad. Para celebrar el 150º aniversario de los de Ferrari, la marca creó el Ferrari 150º Italia, cuyo rendimiento no fue el esperado. Los fans del bicampeón tuvieron que aguardar hasta la cuarta prueba del mundial, para ver a Alonso en el podio, con un tercer puesto en el GP de Turquía.

Tan importante es el F138 como lo fue en su momento el F2012. Tampoco podemos olvidarnos del Coloni CN1/Nissan o del European Minardi PSO1. Cada uno de los monoplazas que alberga esta exposición muestran no sólo la evolución de un tipo de máquina creada para ganar sino también de un piloto.

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